No sé la cantidad de veces que mis amigas me han dicho eso de que no necesitan masturbarse porque tienen pareja, como si tener pareja fuera un impedimento para darnos amor a solas. Masturbarse tiene tantos beneficios, más allá de llegar al orgasmo, que perdernos esta práctica sexual por tener una relación me parece de locos.
Reduce el estrés, activa las hormonas de la felicidad, nos da placer… Además, la masturbación es maravillosa para conocer nuestro cuerpo y nuestro placer y es justo eso lo que puede afectar a nuestra relación. Y no para mal.
Por qué masturbarnos teniendo pareja puede fortalecer tu relación
Cuando nos masturbamos aprendemos sobre nuestro cuerpo y nuestro placer, y si nos conocemos bien tenemos en nuestro poder un arma de destrucción masiva para conseguir mejores orgasmos. Por ejemplo, si exploramos nuestro punto G (o cualquier otro) podemos decirle a nuestra pareja cómo encontrarlo, y es justo eso ese poder decirle a nuestra pareja lo que nos gusta y lo que no lo que hace que el sexo sea aún mejor porque sí, el placer y el deseo están íntimamente relacionados: a mayor deseo, mayor placer.
Y aunque cultivar el deseo es independiente de nuestro estado civil, si lo incrementamos estaremos mejorando algo necesario en nuestra relación, ya que el sexo es, según los expertos, uno de los pilares fundamentales para mantener una pareja (aunque hay excepciones).
Masturbarnos es uno de los mejores trucos para aumentar nuestra líbido y con ello, mejorar el deseo sexual. Como explica la psicóloga y sexóloga María Esclápez en su libro Inteligencia sexual, “la motivación que inicia la respuesta sexual no es otra que el deseo”, y este puede cultivarse a solas o en pareja.
Inteligencia sexual: Practica sexo inteligente. Desarrolla tu potencial sexual (Estilo de vida)
Y una cosa más. Nadie ha hablado de que eso de masturbarse haya que hacerlo a solas. No te hablo solo de cómo masturbar a tu pareja, te hablo de tocarte con tu pareja. Ver como se toca y se estremece puede ser muy excitante. No lo veas como un previo (tocarse no es previo de nada, es sexo también), sino como una forma de practicar sexo sin recurrir a la penetración.
Esta práctica sexual puede llegar a ser igual de íntima que cualquier otra y una manera estupenda de huir del coitocentrismo. Nos permitirá ver cómo se toca nuestra pareja (y replicarlo después cuando seamos quienes toquemos) y puede convertirse en una ayuda para salir de la rutina en el sexo. Esto de practicar el amor propio con nuestros cuerpos es todo ventajas.
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Fotos | Sex Education, Sinitta Leunen en Unsplash
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