Todos aquellos que vivistés los 90 aunque fuera de pequeños o menos pequeños, teneis en vuestro recuerdo aquella modelo que os hacía suspirar (en el caso de los caballeros) y aquella que os hacía moriros de envidia (en el caso de las mujeres). Las mías eran dos: Paulina Porizkova y Stephanie Seymour.
La primera de ellas, Paulina, protagoniza este viaje al pasado que algunos añoraréis y otros descubriréis. La Porizkova era malditamente increíble. Ojos de gata, cuerpo de sirena espigada y vida de mujer interesante que se casa con el más feo de las estrellas de rock, pudiendo elegir a cualquiera de ellos, el cantante de The Cars. Verlos un día paseando por Manhattan me hizo comprobar que esto era cierto pero también que eran tan increíblemente extraños, altos y misteriosos que hasta a los neoyorkinos, que no se inmutan ni por una bomba nuclear, se les cortaba la respiración.
Una campaña, la de Revlon, mítica. No os olvidaremos …
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