El concepto de maldad puede cambiar en las diferentes sociedades, y cada una de ellas crea una serie de códigos morales sobre lo que está bien o lo que está mal. Es más fácil definir a una buena persona que a una mala, pero hay ciertos comportamientos que, aunque se traten de ocultar, relevan que la persona que tenemos delante en realidad no es buena persona. Según la Dra. Emma Seppälä “la intuición es una habilidad cognitiva finamente afinada diseñada para salvar nuestra vida”. Quizá debemos empezar a hacerle caso si vemos estos comportamientos hasta en una primera toma de contacto.
Disfruta de las desgracias ajenas
En Alemania tienen un término, schadenfreude, que describe el placer que otra persona siente por la desgracia de los demás. Según afirmaba a National Geographic el psicólogo de la Universidad de Columbia Colin Leach, “el sentimiento de schadenfreude es un desprecio malicioso de la humanidad de otra persona", y añade que “la respuesta más benévola a la desgracia ajena es la simpatía, que puede surgir de la empatía". Cuando esta escasea y la otra persona disfruta constantemente de los fracasos de los demás, puede ser un indicador de maldad.
Es experto en love bombing
El love bombing o bombardeo de amor, es un término que se originó en la década de los años 70 cuando se usaba como método de persuasión religioso. A día de hoy, y psicológicamente hablando, es un intento de influir en otra persona con demostraciones exageradas de atención y afecto, y es algo común en las personas narcisistas. Lo que buscan es generar confianza de una forma rápida, para luego manipular a su antojo a la otra persona, así que si da demasiado desde el minuto uno, cuidado.
Se burla de otros y hace comentarios despectivos constantemente
Puede que lo vendan como bromas “inofensivas”, pero pueden convertirse en una forma de manipulación si se utilizan para desviar la atención o como herramienta de gaslighting que intenta que dudes de tu propia percepción de la realidad. Además, si se refiere a otras personas que no están de una forma despectiva (por ejemplo con un “mi ex estaba loca”), está mostrando sin darse cuenta una cara que quizá no quería que vieras.

Es egoísta
A pesar de que cualquier ser humano puede ser egoísta en un punto u otro de su vida y que este rasgo no tiene porqué ser un indicativo de maldad, si hablamos de un egoísmo insano sí podemos estar ante una falta profunda de empatía y que dicha ausencia sea una señal. Según la psicóloga Iria Reguera, la empatía es “la capacidad que tenemos las personas para entender los sentimientos y las emociones de las otras personas. Esto no implica que tengamos que estar de acuerdo con ellas o pensar igual”. Si las acciones de quien tienes delante siempre están por encima de las necesidades del resto, es posible que estés tratando con alguien que no es tan bueno como quiere hacer parecer.
No le importan los sentimientos de los demás
Alguien que siente un menosprecio hacia los sentimientos de los demás, minimiza sus sentimientos y los invalida, usando frases sutiles como “no es para tanto”. De nuevo la falta de empatía saliendo a relucir.
Se siente una víctima
El neurocientífico Howard Gardner, autor del concepto de las inteligencias múltiples, explicaba en una entrevista en La Vanguardia que el compromiso y la ética son señales de una buena persona. Una persona que no asume su responsabilidad, que no piensan que puede hacer algo malo a otras personas, que si les pasa algo es porque son víctimas, y que no sienten remordimientos, suelen ser malas personas. Tienen una capacidad casi innata para excluirse del entorno y no ver el daño que causan nunca. Esta victimización es señal de que no tienen ningún tipo de responsabilidad afectiva para con otros.
Miente constantemente
Una persona puede parecer agradable, pero si miente con frecuencia hasta de cosas pequeñas e insignificantes, puede estar mostrando signos de manipulación y engaño que no se asocian con las buenas personas. Puede que lo haga exagerando sus logros, minimizando sus errores o inventando historias para ganar simpatía. Puede que sus palabras y sus actos no coincidan y exista demasiada diferencia entre lo que hace y lo que dice. Por ejemplo, una persona es infiel a su pareja pero a ella le dice lo despreciable que es la infidelidad.
Aunque hay ocasiones en que la maldad puede ser fruto de un pasado complicado, de experiencias traumáticas o de relaciones anteriores, entender de dónde viene no es justificar esas conductas. Pero conocerlas nos ayuda a saber a quién tenemos realmente delante.
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