Cinco clásicos eróticos que son libros que todos deberíamos leer una vez en la vida

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Mucho antes de que E.L. James rompiera, con sus Cincuenta sombras de Grey, el estigma que recaía sobre la literatura erótica, ya se habían escrito páginas y páginas en las que se mezclaba con matestría lo erótico y lo romántico con lo pornográfico. Y no solo hablamos del Marqués de Sade. Existen muchas novelas del género que son clásicos también de la literatura universal y que cualquier lector puede disfrutar sin pudor. Estos títulos son cinco ejemplos.

Delta de Venus, Anaïs Nin

Delta de Venus

Escritos a principios de la década de 1940 por encargo de un excéntrico coleccionista de libros que insistía en pedir a Nin "menos poesía" y descripciones más explícitas en las escenas sexuales", los relatos de Delta de Venus no vieron la luz hasta los años 70. Ambientados en el París de su época e hilados por la aparición recurrente de personajes comunes de distinta importancia, según cada cuento, ofrecen en un conjunto una visión libre de las relaciones humanas, en la que el erotismo y el ansia de placer no excluyen ni la belleza ni el sentimiento, ni la amistad ni la búsqueda de la autenticidad.

Historia de O, Pauline Réage

Historia de o

Este gran clásico de la literatura erótica narra la iniciación de una joven llamada O en una peculiar forma de placer que pronto se asoció al sadomasoquismo. Incitada por René, su amante, O se somete a diversas pruebas que la internan poco a poco en un mundo en el que se imbrican íntimamente dolor y placer, castigo y alivio. Sus estremecedoras vivencias, mientras se indaga en los límites del alma humana, sentaron las bases de un nuevo erotismo.

Historia de O (La Sonrisa Vertical)

La venus de las pieles, Leopold von Sacher-Masoch

La Venus de las pieles

Esta es una obra de referencia para quien desee ahondar en los abismos de la sensualidad humana. La novela La Venus de las pieles contiene en sus páginas toda la constelación de símbolos que han pasado a definir el masoquismo: fetiches; látigos; disfraces; humillaciones; castigos y, por supuesto, la inmutable presencia de una terrible frialdad. La frialdad que exhibe la implacable y hermosa Wanda hacia Severin, al que tiene por completo esclavizado.

Fanny Hill, John Cleland

Fanny Hill, John Cleland

Fanny Hill es la madre de todas las novelas eróticas. Publicada en dos entregas en 1748 y 1749 en el Reino Unido, fue inmediatamente censurada y prohibida, y su autor enviado a la cárcel. La razón fue describir la vida de una mujer licenciosa y detallar su sexualidad de forma intencionadamente obscena. Y es que, en sus abundantes escenas de sexo con escenarios siempre nuevos, personajes distintos y prácticas no siempre gratificantes para una Fanny que se busca a sí misma en el corazón del libertinaje, se reconoce su enorme influencia en obras posteriores del género y en la práctica totalidad de la pornografía que hoy conocemos.

Fanny Hill: Memorias de una mujer de placer (Café clásico)

Emmanuelle, Emmanuelle Arsan

Emmanuelle

Emmanuelle es la jovencísima esposa de un ingeniero, Jean, que por motivos de trabajo se ha desplazado a Tailandia. Emmanuelle, todavía en París, espera reunirse en breve con él. Sin embargo, ya en el avión que la transporta a Bangkok, siente que atrae poderosamente a los hombres. Y a ella eso le gusta. Sus escarceos en pleno vuelo no son más que un prólogo de lo que le espera en el exótico país al que se dirige. Una vez allí, es presentada a la colonia de europeos que residen en Bangkok: un mundo refinado, muy selecto y restringido, y entregado al disfrute de TODOS los sentidos.

Emmanuelle 1. La lección del hombre (La Sonrisa Vertical)

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