Tres métodos para cocinar alcachofas sin pelarlas. Fácil, rápido y aptos para vagos

Un alimento nutritivo, accesible y versátil que, cuando cocinamos sin pelar, lo aprovechamos al máximo

alcachofa
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La alcachofa es un alimento humilde pero alucinante porque, a pesar de que muchos lo confunden con una verdura, es en realidad una flor de invierno. La recetas en las que podemos incorporarla son diversas, como bien saben en la huerta de Murcia. Incluso las hay para perezosos en la cocina a quienes no les apetezca tener que ponerse a pelarlas. Porque, aunque sea muy sencillo una vez que ya se ha dominado la técnica básica, también podemos cocinarlas directamente sin pelar.

Ventajas de cocinar las alcachofas sin pelarlas

La principal ventaja de cocinar una alcachofa tal cual es que las hojas se vuelven mucho más tiernas y vamos a poder retirarlas de forma más fácil y rápida. Además nos permite prescindir del típico baño con limón y perejil para evitar que se oxiden.

Otro aspecto positivo es que aprovechamos al máximo posible la hortaliza sin retirar más hojas de las que deberíamos o pelando en exceso el tallo, como muchas veces sucede cuando las preparamos en crudo. Esto se debe a que, una vez cocinada, la alcachofa se vuelve muy tierna y jugosa por dentro y se ve más fácilmente qué hojas duras sobran y cuáles salen sin apenas esfuerzo.

Dicho esto, hay tres formas básicas de cocinar alcachofas sin pelar que te vamos a explicar con ayuda de los expertos de Directo al paladar. Puedes elegir el que más te convenga según el día. Además, deberás tener en cuenta que el tiempo de cocción dependerá de factores como el tamaño o la variedad de alcachofa, así como del uso final que queramos darle.

Cocidas en agua o vapor

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Si buscamos obtener una alcachofa muy jugosa y tierna, este es el mejor método. Además, también es el más fácil a la hora de controlar el punto. Solo necesitamos una olla o cazuela lo suficientemente amplia como para que quepan en una sola capa todas las alcachofas a cocinar. Llenamos, después, con la cantidad de agua suficiente para cubrirlas (con o sin sal) y ponemos a calentar al fuego.

Aunque, normalmente, no hay que hacer nada con ellas antes de meterlas a la olla, en el caso de que tengan un exceso de hojas exteriores o el tallo demasiado largo, se puede cortar la punta. Cuando el agua esté caliente, añadimos las alcachofas tal cual y, como van a flotar, lo mejor es que les pongamos encima algo que haga peso y las sumerja. Puede servirnos una tapa de otra olla más pequeña, un plato o la rejilla del microondas.

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Las cocemos con la olla tapada durante unos 15-20 minutos desde que el agua empiece a hervir. Para comprobar el punto, podemos pincharlas con un cuchillo afilado y fino o una brocheta, en el centro. Si entra y sale con mucha facilidad, significa que ya están bien cocidas. En el caso de que queramos terminar de cocinarlas en otra preparación (como un guiso, sopa o tortilla) podemos sacarlas un poco antes.

Antes de pelarlas, se recomienda dejarlas escurrir boca abajo sobre un colador o varias capas de papel de cocina. Cuando no quemen, podremos proceder a retirar las hojas externas hasta llegar al corazón, que tendrá un tono más clarito y una textura tierna, igual que el tallo, que apenas tendremos que pelar. El mismo método lo podemos aplicar con un cestillo de vapor. Solo que, en este caso, la alcachofa puede tardar un poco más en hacerse y quedar menos jugosa.

Asadas al horno

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Con este método obtendremos una alcachofa con un sabor más concentrado y una textura un poco más crujiente. Además, es la mejor para quienes disfrutan mordisqueando las hojas intermedias. Para ello, tendremos que precalentar el horno a unos 180ºC y colocar la verdura sin amontonar en una bandeja o fuente refractaria (y si la cubrimos con papel antiadherente o de aluminio, para no manchar, mejor).

Basta con darles la vuelta pasados unos 20-30 minutos para que se hagan más homogéneamente (ayúdate de unas pinzas de cocina porque queman) e ir comprobando el punto a partir de los 45 minutos. Aunque esto siempre según el tamaño y dependiendo de cómo las queramos usar. No obstante, si queremos una presentación más original, podemos prepararlas como en la receta de alcachofas al puñetazo. Solo tenemos que pelarlas antes un poco y aplastar ligeramente la parte superior para abrir las hojas.

En el microondas

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Este método se encuentra a medio camino entre la cocción al vapor y en el horno. Su mayor virtud está en la velocidad de cocción y lo fácil que resulta. Aunque las alcachofas en el microondas quedan de lujo pelándolas primero, también se pueden cocer directamente. El único inconveniente es por las dimensiones que normalmente tienen estos electrodomésticos no podemos preparar muchas de una vez.

El proceso no tiene mucho misterio. Solo tenemos que colocar todas las piezas que nos quepan en un plato o fuente apta para microondas y cocinar, tapado y a máxima potencia, durante 10 minutos. Si Transcurrido este tiempo, aún estuvieran algo duras, solo tenemos que darles la vuelta y calentarlas uno o dos minutos más. Podemos ir probando hasta dar con el punto deseado.

Fotos | Directo al paladar

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