Siete alimentos que poca gente sabe que no deben congelarse (uno hasta puede explotar)

Si pudiera hablar, toda esta comida te pediría no pasar por el congelador y por distintos motivos

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Ya sea porque, después de cocinar, nos ha sobrado comida o porque estamos viendo que determinado alimento se nos va a poner malo antes de poder consumirlo, el congelador ayuda a poder aprovechar mejor la comida. No solo por el ahorro de tiempo y dinero que supone sino porque está muy mal tirarla. No obstante, aunque tener uno en casa es una bendición, no es un milagro y no todos los alimentos aguantan igual de bien pasar por dicho proceso. En especial, deberías abstenerte de hacerlo con estos siete:

Frutas y verduras con mucha cantidad de agua

Congelar las frutas y verduras es especialmente útil debido a que frescas no siempre aguantan mucho. Sin embargo, quedan blandas y pierden su consistencia típica después de descongelarlas. Esto es algo que le sucede especialmente a las variedades que más agua contienen, como: pepinos, tomates, sandías, lechugas, uvas y manzanas.

Alimentos con gelatina

Flanes, cremas, tartas y otros dulces pueden, en principio, congelarse sin problema. Sin embargo, no podremos hacerlo en el caso de que incluyan gelatina entre sus ingredientes. Con las bajas temperaturas del congelador, la gelatina pierde su poder aglutinante y se vuelve líquida al descongelar.

Huevos crudos

Aunque puede parecer algo de sentido común, no está de más recordar lo mala idea que es intentar congelar un huevo crudo. Y es que, si lo hacemos con la cáscara puesta, puede explotar. Esto pasa porque el líquido se expande y hace que la cáscara reviente. No obstante, si nos empeñamos en hacerlo lo mejor es batir las claras y las yemas juntas antes de meter la mezcla en el congelador. También es posible congelar las yemas y las claras por separado. No obstante, si las yemas se congelan sin batir, quedan gomosas y vuelven a ser líquidas al descongelar.

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Ajo

Aunque es posible congelarlo sin riesgos, lo cierto es que pierde su sabor. Tanto después de pasar por el congelador como por el frigorífico.

Patatas crudas

Las patatas crudas se vuelven dulces cuando se congelan. Esto sucede porque el almidón se convierte en azúcar a temperaturas tan bajas. Aunque el sabor no es lo único que cambia, también se altera la consistencia de las patatas, que se vuelven blandas.

Yogur, queso crema, quark y crema agria

El queso crema, el quark, la crema agria y, en general, los productos lácteos con alto contenido de grasa no soportan bien su paso por el congelador. El motivo es que, después de descongelarlos, quedan grumosos. No obstante, si congelas yogur, puedes consumirlo como helado.

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Parmesano

Un queso duro, como el parmesano, no debe congelarse. No solo se deshace sino que también pierde su sabor.

Foto de portada | Dana DeVolk

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