Aunque recetas de crema de café hay muchas, probablemente, ninguna de ellas sea tan sencilla como esta. Se prepara en cinco minutos y, para prepararla solo necesitamos tres ingredientes: café soluble, azúcar y agua. El resultado es espectacular... Se puede utilizar cualquier café, incluso descafeinado. Eso sí, el punto de dulzor de esta crema es bajo y, si tienes un paladar dulce, tal vez vayas a querer aumentar la cantidad de azúcar. No obstante, primero pruébalo siguiendo la receta. El truco para que te quede fetén es emplear agua fría. Si es de la nevera, mejor.
Empezamos vertiendo el azúcar en un cuenco amplio junto con el café soluble y mezclamos. Después, incorporamos el agua (cuanto más fría esté, mejor) y removemos para que se integren los tres ingredientes. Eso sí, de momento, no hace falta batir, solo hay que remover.
Ahora sí, ya solo quedaría batir con unas varillas eléctricas y dejar que se produzca la magia. Y es que, según vaya entrando aire en la mezcla, esta se volverá espesa y cambiará de color. De hecho, a mayor tiempo de batido, más consistencia y un color más claro obtendréis.
Por último, servimos inmediatamente o guardamos en la nevera hasta que llegue el momento de consumirlo. No hay mejor momento para degustar esta crema de café que el de la sobremesa, su textura cremosa y suave la convierten en un gran postre que satisface sin llenar, por lo que es perfecto para rematar una comida copiosa. Si, además, lo decoras con almendra picada o virutas de chocolate quedará de auténtico lujo y podría convertirse en el postre navideño ideal.
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