Quiche de verduras con calabacín de Mercadona, siempre te echaremos de menos... Hace unos meses que este pastel salado dejó de reponerse en los lineales de la cadena de supermercados de Joan Roig y algunos todavía no lo superamos. Era una cena perfecta para cuando no te apetecía cocinar pero llegabas a casa con hambre de algo sabroso. Además, parecía uno de esos productos de fondo de nevera que siempre iban a estar ahí para salvar el día. Ahora, no nos queda más remedio que aprender a hacerlo nosotros casero con esta receta de los expertos de 'Directo al paladar'. La buena noticia es que, aunque hay que enharinarse las manos, el resultado es todavía mejor que aquel industrial y procesado. Así que no hay mal que por bien no venga.
Lo primero es preparar la masa quebrada. Para ello, tenemos que mezclar la harina y un pellizco de sal con la mantequilla bien fría y cortada en pequeños dados. Tenemos que hacerlo usando las puntas de los dedos, pero evitando dar calor. Por este motivo, es importante que toquemos la masa lo justo y sin pasarnos.
Cuando nuestra mezcla se asemeje a un conjunto de migas, es momento de agregar el agua bien fría. Con ayuda del filo de un cuchillo, la incorporamos a los ingredientes que ya estábamos trabajando y terminamos de darle forma con las manos. El momento de parar será cuando la masa haya obtenido un aspecto y textura homogéneos. Para ello, podemos ir añadiendo más agua si fuera necesario.
A continuación, envolvemos en papel film y reservamos la masa en la nevera durante 30 minutos. Después, la extendemos con un rodillo sobre una lámina de papel sulfurizado. Eso sí, enharinamos preciamente el rodillo para evitar que se pegue la masa.

Trasladamos la masa a un molde de horno de 14 cm de diámetro, cubriendo bien la base y subiendo por los laterales y reservamos. Para el relleno pelamos y picamos la cebolla. Calentamos un poco de aceite de oliva virgen extra en una sartén y la pochamos hasta que esté tierna. Retiramos y doramos, por las dos caras, el calabacín cortado en discos. Nos queda batir los huevos y mezclarlos con el yogur, la nata y un pellizco de pimienta.
Por último, montamos la quiche cubriendo la base con la cebolla pochada. Después, hacemos capas con el calabacín, el queso parmesano y la mezcla de huevo. Terminamos con una capa de queso parmesano. Colocamos la quiche en la parte inferior del horno y cocemos a 200 ºC con calor solo abajo, durante 25-30 minutos o hasta que la superficie haya quedado ligeramente dorada.
Foto de portada | Directo al paladar y Mercadona
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