Desde hace unos años existe un debate abierto sobre a qué edad dar un teléfono a un niño. Hay padres que defienden que la infancia es demasiado corta para pasarla en un teléfono inteligente, como la asociación británica Smartphone-Free Childhood. En EEUU se ha iniciado un movimiento nacional llamado Wait Until 8th, que defiende que los niños no tengan móvil hasta octavo grado, cuando tienen entre 13 y 14 años de edad. En España, concretamente en Barcelona, ya hay padres aliándose para retrasar la llegada del primer móvil de los niños. En la Universidad de Oxford sin embargo hay un profesor que desentona en todo esto porque sus hijos tienen móvil desde los tres años.
Darle a un niño de tres años un móvil es muy diferente de lo que pensamos. Andrew Przybylski, Profesor de Tecnología y Comportamiento Humano en el Oxford Internet Institute de la Universidad de Oxford, dedica parte de su trabajo a investigar cómo las redes sociales y las plataformas de videojuegos en línea moldean la motivación humana e influyen en la salud y el bienestar de sus usuarios. Usuarios que en muchísimas ocasiones son niños o adolescentes. Hace unos meses, durante un encuentro con el periodista Adam Clark le dijo que sus hijos, los dos, “siempre han tenido teléfono, desde los 3 años". Eso sí, con matices.
Los niños no cogían el móvil de sus padres, tenían el suyo propio pero con acceso limitado, lo que garantizaba una absoluta seguridad sobre lo que podrían ver y lo que podrían hacer con el teléfono. Introducir un teléfono móvil en la vida de los niños fue un proceso gradual, como relata el propio Przybylski que lo compara con ponerle ruedines a una bicicleta. En lugar de que los niños tuvieran un móvil con un acceso completamente libre, “la única aplicación del teléfono infantil era un álbum de fotos familiar”, asegura.
A medida que fueron creciendo tuvieron acceso a la cámara del teléfono, después a audiolibros y música seleccionada por sus padres, y más tarde, “pudieron llamar y enviar mensajes de texto a su familia”. Es decir, tanto el manejo de los móviles como las posibilidades que esto les ofrecían, fue paulatino y completamente gradual.
Qué provoca que los niños tengan un móvil antes incluso de aprender a sumar. Przybylski había conseguido enseñar a sus hijos habilidades digitales esenciales (lo que se conoce como alfabetización digital), de una forma sencilla, natural y progresiva. Al hacerlo así, había evitado el gran problema con los teléfonos móviles hoy en día: la adicción. Pensemos en que a día de hoy, es prácticamente imposible encontrar a alguien sin un teléfono móvil. Es más, la Generación Alfa es la primera nativa digital y a partir de ella, todos los niños que hacen lo harán en un mundo en el que los móviles son parte de la vida.
A decir verdad, que tu hijo tenga un smartphone podría no ser la espiral de desastres de la que nos han advertido, según un reciente estudio, y su uso podría relacionarse con su felicidad y bienestar a pesar de lo que expertos como el famoso psicólogo social Dr. Jonathan Haidt defiende en su libro ‘La generación ansiosa’.
La clave de que tu hijo tenga móvil es sencilla: tú. Cada vez existe más evidencia de que el tiempo frente a la pantalla puede ser algo bueno, siempre que los padres estén directamente involucrados. Si los padres se preocupan por lo que ven sus hijos, qué aplicaciones están disponibles y durante cuánto tiempo pueden usar los teléfonos, podemos fomentar la alfabetización digital infantil, además de la autonomía de los más pequeños. Los expertos aseguran que los niños de 0 a 3 años no deberían usar pantallas, pero más allá de ese umbral “pueden iniciarse en el uso del smartphone de forma controlada, limitada y bajo la estricta supervisión de sus padres”.
Usar los móviles para “entretener” a los niños y luego pretender que no quieran imitar el comportamiento de unos padres que pasan más de cuatro horas al día con uno en la mano. Yo puedo usar mi teléfono, pero tú no puedes tener uno, y los niños empiezan a verlo como una fruta prohibida cuando en realidad debería ser una herramienta más en su vida como un cuaderno, una cuchara o los zapatos. Con una supervisión por tu parte, es posible que el niño tenga su propio móvil sin que eso sea un problema.
Ante la imposibilidad de alejarles de la tecnología, ¿mejor darles un móvil o no? Existe una gran diferencia entre darle un bombón a un niño y entregarle un kilo de bombones y exigirle autocontrol para que no se coma todos. La misma diferencia existe entre tener un móvil y tener un móvil controlado. Enseñar a los niños a usar la tecnología de forma segura no solo es una buena idea, es excelente porque lo que les enseñamos es autocontrol, pero también seguridad en línea y a que tengan un uso saludable de algo que forma parte de su vida queramos o no.
Al convertir el uso de la tecnología en una conversación habitual, invitamos a que los niños nos consulten qué hacer cuando algo va mal y por ejemplo, sufren acoso a través de redes sociales. Pero tratar de mantener a los niños alejados de los smartphones, es una tarea inútil, así que quizá darle un móvil como sugiere este profesor de Oxford no sea tan mala idea después de todo.
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