Atravesado por el río Tiétar y sus afluentes se esconde un entorno natural privilegiado a tiro de piedras de la gran ciudad que es perfecto para refrescarse durante los meses de verano. Se trata de Candeleda, un pintoresco pueblo abulense, a un viaje desde Madrid de solo dos horas en coche, que lo tiene todo para tomarse un respiro del calor acumulado en el asfalto y el hormigón y al bullicio. Empezando por sus piscinas naturales de aguas cristalinas.
Las calles empedradas, su arquitectura tradicional y un clima templado que se mantiene siempre estable invitan a descubrir esta joya del Valle del Tiétar en cualquier época del año. No obstante, es cuando llega el verano y el calor aprieta que sus piscinas de aguas se convierten en el mayor atractivo de Candeleda. Algo que dice la gente que se ha bañado en ellas es que no importa los grados que marque el termómetro, sus aguas se mantienen siempre muy frías. Además de limpias.
La más famosa, con aguas provenientes de la Garganta de Santa María, es El charco Carreras, que tiene áreas para picnic, zonas de sombra y pequeños bares. Aunque otra opción un poco menos concurrida es la piscina natural de charco Palomas. No obstante, como ambas se ubican en plena Sierra de Gredos, el entorno se presta para completar la escapada con un poco de senderismo. Hay numerosas rutas y caminos a través de las que explorar la diversidad paisajística de la zona. No obstante, no hace falta ser un experto deportista porque hay desde caminatas suaves hasta rutas más exigentes, con opciones para todos los niveles. Eso sí, siempre entre arboledas, ríos, gargantas y manantiales. Incluso se conservan en la zona pinturas rupestres ubicadas en Peña Escrita, en el Risco de La Zorrera, con pinturas en rojo de figuras humanas y cuadrúpedos.
Para completar un día de baño y naturaleza también es muy recomendable visitar el pueblo, que no deja indiferente con su belleza. Sobre todo porque las casas de la zona se distinguen por tener preciosos balcones de madera exquisitamente decorados con plantas. Esto hace que sus calles sean no solo un remanso de paz y naturaleza sino que supongan también una inyección de alegría.
Turismo de Candeleda
Además de las fachadas engalanadas con flores del pueblo, hay algunos monumentos para visitar, como la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que está declarada Bien de Interés Cultural o la Ermita de San Blas. No obstante, si el arte sacro no te va mucho, también es interesante conocer el Museo del Juguete de Hojalata, que se encuentra dentro de la Casa de las Flores. Este, además, es un lugar con una decoración muy particular que lo concierte en un escenario increíble para sacarse unas fotos de las que luego lo petan en Instagram.
Por supuesto, estando en Ávila, en Candelada también se come de primera. De hecho, el pueblo es conocido por sus productos autóctonos, como el cabrito, los pimientos y el pimentón de Candeleda y el queso de cabra. Y de postre los higos y las cerezas de autóctonos.
Foto de portada | Silvia Orduna