La provincia de Turena es parte del valle del Loira francés más desconocido. No porque sus paisajes y sus gentes no merezcan la pena, sino porque los titulares siempre los ha copado la ruta de los castillos. Pero precisamente entre secretos escondidos es donde podemos perdernos con sus pueblos.
Chédigny, el pueblo-jardín
Comenzar esta ruta caminando entre rosas es un sueño. El pequeño pueblo de Chédigny es un precioso jardín entre calles empedradas que tiene más de 1.000 rosales y más de 4.000 plantas más que en primavera nos dan su mejor cara.
El Festival des Roses es el momento ideal para visitar el único pueblo francés galardonado por el Ministerio de Cultura como “Jardin Remarquable” (Jardín Notable). No te pierdas su Jardin du Presbytère, una reconstrucción de un jardín eclesiástico del siglo XIX lleno de flores, plantas medicinales y verduras.
Montrésor, uno de los pueblos más bonitos de Francia
No es casualidad que Montrésor esté considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia. Situado en el valle del río Indrois, este bello pueblo tiene un castillo medieval que Foulques Nerra, conde de Anjou, mandó construir a principios del siglo XI. De aquella época solo queda la torre del homenaje de 1393, ya que fue modificado durante el Renacimiento y después, en el siglo XIX, por la familia Branicki.
En los jardines del Chateau de Montrésor nos encontramos al Ángel Caído de Constantin Corti, de 1869, que Mick Jagger quisó comprar en cuanto lo vió. El paseo por la ribera del río Indrois bien merece un viaje, porque la calma es tal que se te olvidará el ajetreo de Madrid si le dedicas un atardecer.
Loches, un tesoro medieval
El pueblo medieval de Loches es esa parada obligada que esconde la región de Turena y que nos invita no solo a pasear por sus calles empedradas, sino a descubrir sus más de mil años de historia entre las callejuelas del casco renacentista. El núcleo medieval con el palacio del siglo XII y una torre del homenaje de 36 metros de altura fundada en el siglo XI, arroja una preciosa imagen sobre el valle del río Indre. Es una auténtica maravilla.
El ayuntamiento, la torre de Saint-Antoine o la iglesia colegiata de Saint-Ours fundada en el siglo X, una joya del románico, son algunos de los puntos de interés de este encantador pueblo medieval.
El Loira desde La Chapelle-sur-Loire
El Loira es el río salvaje más largo de Europa y atravesar parte de su recorrido en uno de los barcos tradicionales con fondo llano llamados toue es una experiencia inigualable. No solo por el río, el vino y los quesos franceses. También por el cariño de Les Bateliers des Vents d'Galerne, la asociación que hace los recorridos en estas embarcaciones reconstruidas que son las únicas que pueden navegar por esta zona.
Langeais y su castillo
El Castillo de Langeais, con una de las torres del homenaje más antiguas de Francia, es una de las joyas de Langeais. Su mirador sobre el Loira, el espectacular puente levadizo y sus salas, hacen de este castillo una visita obligada. Eso sin contar con los preciosos jardines. Imprescindibles.
La plaza Plumereau de Tours
La plaza Plumereau, en el centro de Tours, es el punto de encuentro de la vida de este encantador pueblo. Aunque para muchos la catedral de Tours es el gran atractivo de la zona, lo cierto es que vivir una noche en sus calles es llenarte de vida. No descartes quedarte mirando sus casas de entramados de madera y que el tiempo se detenga.
El castillo renacentista de Villandry
Este monumento histórico de Francia, renacentista, destaca por sus jardines de estilo francés en los que hay hasta un laberinto pero que en su momento fue una fortaleza medieval salvada por una familia española a principios del siglo XX, la de Joachim Carvallo.
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