Cuando saltó la noticia de que Netflix probará un feed de vídeos al estilo TikTok, me surgió una pregunta: ¿por qué? Acto seguido cogí mi móvil, lo desbloqueé y miré Instagram. Luego lo cerré y volví al artículo de Mashable que lo explicaba. Leí un párrafo más y volví a coger el móvil. No tenía nada que ver, la verdad, nadie me había escrito un whatsapp, no me habían llamado pero desbloqueé de nuevo. Entonces me di cuenta de la jugada: Netflix va a por nuestro cerebro aprovechándose de nuestra cada vez más limitada capacidad de atención.
Un día a la semana perdido mirando el móvil. La semana pasada desbloqueé el teléfono una media de 117 veces al día, 821 consultas en total. La mayoría son para no hacer nada, pero pasé 3 horas y 35 minutos de media viendo “algo” en el móvil. Más de 25 horas de mi vida en esa semana, lo que supone más de un día. Es decir, de los siete días que tiene la semana paso uno entero mirando el móvil.

Cuando veo una serie en la tele, lo hago con el móvil en la mano y aunque intento resistirme, termino mirándolo. Más de una vez. No soy la única. Existe un “fenómeno multipantalla” desde hace años, que explica que usamos otros dispositivos a la vez que vemos la televisión. Para el 56,5% el segundo dispositivo es un teléfono móvil según el Barómetro TV-OTT, de Barlovento Comunicación. En España solo 3 de cada 10 personas ve la tele cuando dice que ve la tele. El resto hace un “covisionado” con otro dispositivo. Según un estudio británico, miramos el móvil hasta 8 veces en un programa de solo 30 minutos.
Te pongo varios ejemplos más. No paseo si no es escuchando un podcast. Últimamente me ducho escuchando un audiolibro y no veo la tele sin mirar también TikTok o Instagram. No voy en metro sin leer. No como sin tener la tele puesta y no hago ejercicio sin música. Los únicos ratos en que estoy plenamente concentrada y centrada solo en lo que tengo entre manos es en mis clases de escultura. El resto de mi tiempo vivo con la atención dividida en dos tareas, especialmente cuando estoy sola, lo que es la mayor parte del tiempo.
La atención dividida Vs. la atención cinética. La atención dividida es la capacidad del cerebro para procesar múltiples fuentes de información o realizar varias tareas al mismo tiempo. Es decir, el multitasking. ¿Se nos da bien? Si las tareas requieren esfuerzo cognitivo significativo, no porque el cerebro no puede realizar múltiples tareas a la vez y lo que hace es cambiar rápidamente de una tarea a otra (task switching) con el coste cognitivo que supone esto. Pero cuando lo que nos rodea está diseñado para captar y retener nuestra atención el mayor tiempo posible, esa economía de la atención provoca una cultura de fragmentación mental donde parece que no podemos hacer una sola cosa a la vez. Mi caso.
La Dra. Gloria Mark, catedrática de Informática e investigadora experta en los campos de la atención y la multitarea, lo ponía de manifiesto en su libro ‘Cómo recuperar la capacidad de atención’ donde explica que la atención media de una persona es de 47 segundos. Ella introduce un concepto, la atención cinética, una forma dinámica de atención se mueve rápidamente entre tareas y que es una respuesta adaptativa a la forma en que trabajamos y vivimos hoy en día.
El capitalismo juega en ese escenario. Jason Hellerman, guionista, afirmaba en No film school, que las plataformas de streaming parecen apostar ahora por “historias que se puedan entender prestando solo la mitad de atención” y Justine Bateman, escritora, directora y productora, dijo en The Hollywood Reporter que los showrunners reciben notas de las plataformas de streaming que afirman “esto no es suficiente para una segunda pantalla” porque “quieren una música ambiental visual” que distraiga de su móvil a los usuarios y haga que apaguen la tele. No queremos distraernos porque nos perderíamos cosas, claro.
El FOMO y la disminución de la capacidad de atención. Nos hemos convertido en una sociedad hiperconectada, por lo que conseguir llamar nuestra atención de manera constante y consciente es cada vez más difícil. A eso se suma el miedo a perderse algo (FoMO), que provoca que sacrifiquemos cualquier experiencia completa (como ver una serie) para seguir pendientes de lo que sucede en las segundas pantallas. Ese FOMO fragmenta la atención y hace más difícil mantener la concentración, además de que está vinculado positivamente con el uso adictivo de las redes sociales y según un estudio publicado en BMC Psychiatry con fallos cognitivos diarios, como distracciones frecuentes.
En mi caso no sé si es FOMO, si es que mi cerebro se ha reclabeado o si simplemente he perdido la capacidad de hacer algo y concentrarme solo en hacerlo, pero saber que pierdo 25 horas cada semana en un móvil me ha abierto los ojos. Aunque visto cómo funciona el mundo, quizá la solución para evitarlo pase por irme a vivir al monte en una casa aislada del mundo y sin conexión a internet. O quizá es más sencillo y solo necesito estar más presente hasta en las tareas cotidianas.
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