En una de las columnas que escribe para el periódico The Atlantic, el experto en felicidad y profesor de Harvard Arthur C. Brooks lanzaba una pregunta con una respuesta esperanzadora: “¿Te sientes desolado? Hay cura”. La desolación a la que se refiere es lo que podríamos definir como una crisis de pareja. Ese momento por el que todas las relaciones pasan. Estáis fenomenal y súper enamorados hasta que algo cambia en ti y lo que antes era divertido ahora te aburre y donde había risas ahora hay conflictos. No hablamos del ick, sino de ese momento en que lo que era ideal atraviesa una fase más oscura, pero absolutamente normal.
Como explicaba la psicóloga y sexóloga María Esclapez en su libro ‘Me quiero, te quiero’, según científicos y expertos tras el enamoramiento o luna de miel, se produce la fase de la decepción o desencantamiento. En ella nos damos cuenta de cosas que antes no veíamos por la ceguera que nos producía el subidón de hormonas que segrega nuestro cerebro al enamorarnos. Ahora las sustancias bajan y aparecen las primeras crisis de la relación.
Cuando la pasión da paso al aburrimiento en una pareja
Después de ésta, aparecen otras como la que se conoce como seven-year itch o picazón de los siete años, “cuando la pasión da paso al aburrimiento y al conflicto”, explica Brooks que añade que “todos, tarde o temprano, atravesamos ese momento”. Este término surge de una película clásica, como pasaba con el gaslighting o luz de gas. En este caso es de una película de 1955 de Marilyn Monroe llamada en España ‘La tentación vive arriba’ y en inglés, ‘The Seven Year Itch’. En ella un hombre casado se da cuenta de desea a otras mujeres y descubre que en un manuscrito escrito por un psiquiatra que planteó la hipótesis de que todos los hombres engañan a sus esposas en el séptimo año de matrimonio.
Aunque es anecdótico, y no hay una base científica sólida que marque los siete años como el punto de ruptura de un matrimonio, tampoco hay evidencia que lo descarte y ahora se usa para describir esa sensación de insatisfacción en una relación alrededor de los siete años. La desolación de la que habla Brooks en su columna en The Atlantic. Realmente lo importante no es cuándo se produce sino que sí se produce en mayor o menor medida durante las diferentes fases del amor, y también en diferentes momentos de nuestra vida, por ejemplo en el trabajo.
“Se podría decir fácilmente que lo natural y apropiado es cambiar en el momento de la desolación: romper la relación, dejar el trabajo o buscar consuelo en la novedad. Pero podría no ser correcto”, explica Brooks. El motivo es que según sus palabras, “uno de los secretos del bienestar a largo plazo es entender ese momento no como un obstáculo para el bienestar, sino como un camino que promete crecimiento personal”. Lo que asegura el experto es que “en la mayoría de los ámbitos de la vida, especialmente en aquellos que implican mantener relaciones, los períodos de “desolación” serán parte del curso normal de los acontecimientos”, y hay que discernir si realmente nos sentimos incómodos y mal en esa relación o simplemente la novedad ha terminado.
A nivel psicológico y neurológico, la novedad estimula nuestra atención. El cerebro interpreta lo nuevo como algo potencialmente importante y activa un “reflejo de orientación”, aumentando la dopamina y la noradrenalina. Esto consigue que prestemos más atención y aprendamos mejor lo que ocurre justo después. Es decir, lo nuevo destaca y nos motiva y en muchos casos, nos gusta. Por ejemplo, aquellas personas con una alta puntuación en el rasgo de personalidad de apertura a la experiencia encuentran placenteras nuevas circunstancias vitales y la mayor satisfacción marital se produce en los cuatro primeros meses después de la boda. En el caso de la satisfacción laboral, aumenta en los tres primeros meses después de conseguir un nuevo trabajo.
Tras ese momento, los datos sugieren que el aburrimiento, la disminución de la intimidad y el aumento del conflicto ocurren a los cinco años en los matrimonios y al final del primer año en el nuevo trabajo. Eso no significa que todos los matrimonios fracasen después de cinco años, ni que todos renuncien a su trabajo después de un año. De hecho, el 82 % permanece casado durante al menos 10 años, y el riesgo de divorcio disminuye después del quinto año. Y sabrás por tu propia experiencia que no es común dejar el trabajo después de un año.
En el caso de las parejas, como explica Brooks, “las que perseveran logran superar la desolación y (presumiblemente) encontrar un renovado consuelo en su matrimonio”. En parte gracias a que consideran ese momento como un desafío para desarrollar la habilidad de persistir en lugar de una razón para lamentar la pérdida de un sentimiento que una vez tuviste. “Aprovechan el valle de la felicidad como una oportunidad para aprender y crecer”, asegura el experto de Harvard.
Cómo superar la desolación en pareja según Arthur Brooks
Superar esa crisis de pareja no es aguantar sin más. El amor es esfuerzo, no sacrificio, que no se te olvide, pero puedes seguir los tres consejos que da Brooks para transformar esa fase algo más oscura de las relaciones en una oportunidad de aprendizaje. El primero es no dejarte llevar por una emoción precipitada. “Debes reconocer la desolación como algo normal en cualquier relación y considerar ese momento difícil como considerarías una endodoncia: con serena resignación y la confianza de que, con la atención odontológica necesaria, vendrán tiempos mejores”, explica el experto. Es importante aquí el matiz que da a su ejemplo porque si has comenzado a sentirte insatisfecho con tu relación es importante analizar las razones y llegar a la raíz de los problemas para solucionarlos. No es que tengas que dejar el tiempo pasar y no hacer nada, es que tienes que centrarte en lo que te gustaría arreglar con tu pareja.
El segundo consejo de Brooks es trabajar en equipo. “Un conflicto de voluntades es un problema mutuo que se resuelve mejor colaborativamente, no compitiendo”. Es decir, que no se olvide que en esto de las relaciones de pareja no va de ganar sino de aprender. Por último, el experto asegura que es necesario que se trabaje en esa crisis. “Los matrimonios en estado de desolación necesitan una intervención a veces mediante terapia”. No siempre es necesario, pero a veces, una ayuda externa puede darnos las herramientas adecuadas para transitar esa crisis de pareja y salir exitosos de ella.
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Fotos | Happiness Laboratory Harvard, Toa Heftiba en Unsplash
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