Si pensamos en que los hijos son de manera inevitable el reflejo de sus padres, entenderemos que lo que nos ven hacer tiene un impacto en ellos. Puede ser positivo o negativo y eso depende solo de nosotros.
Tener conciencia de esto es el primer paso del éxito según la educadora Esther Wojcicki, autora del bestseller ‘Cómo educar personas de éxito’. Ella es madre de tres hijas y las tres son adultos de éxito. Una es médico, otra fue directora ejecutiva de YouTube y la otra es cofundadora y directora ejecutiva de 23andMe. Según su libro, la culpa es en parte de lo que sus hijos vieron en ella y su pareja. Esos comportamientos que tuvieron delante de sus hijas, hacen que su educación sea mejor que la de la mayoría.
No tienes miedo de admitir que te has equivocado
Admitir que nos hemos equivocado no siempre es fácil, a pesar de que es algo que nos pasa a menudo. Admitir que nos hemos equivocado es una de las cosas más honestas que podemos hacer delante de los niños, porque además de ser realista, es la forma de que los niños aprendan a gestionar el fracaso y entiendan que es parte de la vida.
De hecho la frase que más repiten las personas con éxito va en esta línea,la de admitir que nos hemos equivocado o que hemos errado. Cuando tratamos de ocultar un error, no estamos también ocultando a los niños que el fracaso es un aprendizaje necesario y muy valioso que nos acompañará durante toda nuestra vida.
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No pierdes los estribos fácilmente
Enseñar a un niño a gestionar sus emociones es complicado pero no imposible. El desarrollo de su inteligencia emocional comienza en lo que ven de nosotros. Y no estamos diciendo que tengas que ocultar un enfado, sino que el niño debe ver que gestionas esas emociones mal llamadas negativas sin que estas te controlen.
Si perdemos los estribos, gritamos e insultamos, estamos enseñando a los niños que esa es una forma válida de comunicarse, y lo aprenderán. Queremos que desarrollen su inteligencia emocional y para eso es imprescindible que vean autocontrol en nosotros como padres.
Eres puntual casi siempre
Todos podemos llegar tarde en algún momento y eso no es algo horrible, pero si tus hijos ven que siempre llegas tarde y que nunca cumples cuando quedas con alguien, estarás demostrando una falta de respeto por el tiempo de otras personas. Es verdad que según este estudio de la Universidad de Harvard, las personas impuntuales tienden estar más relajadas que aquellos que se organizan para llegar a la hora, pero a nuestro hijos les enviaremos el mensaje de que las normas de cortesía no importan y que además el tiempo de otra persona, no es tan importante.
Tienes una relación sana con la tecnología
El autocontrol es una cualidad muy necesaria para la vida de adulto. Sin embargo, según el estudio ¿Estamos hiperconectados? de Ikea España, una de cada tres personas mira el móvil más de 100 veces al día. Una vez cada diez minutos. Además, "es en casa donde más tiempo pasamos conectados. En 9 de cada 10 personas y el informe añade que el 57% dice sufrir a menudo “aislamiento en el hogar por estar junto a otras personas mirando el móvil y sin hablar".
En Estados Unidos pasa algo similar según esta encuesta que encontró que los estadounidenses revisan sus teléfonos unas 144 veces al día. Es lo que se llama atención parcial continua según la experta tecnológica Linda Stone. Los niños, igual que los adultos, necesitan autocontrol con la tecnología. De hecho se ha demostrado que los niños cuyas madres informaron un mayor uso del teléfono tenían más problemas para recuperarse del estrés emocional.
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Tu prioridad son las relaciones y la familia
Si pensamos en el famoso estudio de la Universidad de Harvard, que lleva desde 1930 tratando de averiguar qué nos hace felices, veremos que aquello que nos hace realmente felices son las relaciones interpersonales y las experiencias vividas. Así, si nuestra prioridad es la familia y las relaciones y nuestros hijos lo ven en nosotros, estaremos enseñándoles la lección vital más importante de todas y que muchos olvidan enseñar: a ser felices y disfrutar.
Tienes una relación sana con la comida
Voy a abrir un melón aquí: el imperio romano femenino es el peso. Nos preocupa y aunque no nos demos cuenta, nuestra relación con la comida se la transmitimos a nuestros hijos. Evidentemente si queremos que nuestros hijos cuiden su salud tanto ahora como cuando sean adultos, tienen que verlo en nosotros, como pasa con los padres japoneses que dan especial importancia a este tema en su sistema educativo.
Si sientes que tu relación con la comida no es como debería ser, acude a un profesional de la salud como un psicólogo para que esos problemas que ahora tienes, no sean los de tus hijos en el futuro.
No mientes, ni siquiera a tus hijos
Según explicaba a la CNBC la educadora Esther Wojcicki, “son las mentiras sobre cuestiones importantes las que crean falta de confianza”. Y aunque pensemos que no, los niños se acaban dando cuenta. Es mejor ser sinceros con ellos y con el resto del mundo, porque la honestidad es uno de los rasgos de las buenas personas y queremos que nuestros niños lo sean.
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