La gente con altas capacidades intelectuales suele tener este problema y ni siquiera lo sabe

La "trampa de la inteligencia" puede tener efectos catastróficos como le pasó a Steve Jobs

Trampa De La Inteligencia En Las Altas Capacidades
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En 2019 se publicaba en castellano un ensayo que afirmaba buscaba dar explicación a por qué los cerebros más brillantes cometen los errores más catastróficos. Según el periodista inglés David Robson, especialista en neurociencia y psicología, se debe a la llamada “trampa de la inteligencia”, un patrón de comportamientos y actitudes que llevan a las personas con formación y que son objetivamente más inteligentes que la mayoría, “a actuar de forma estúpida debido a su capacidad intelectual y no a pesar de ella”, explicaba en su libro ‘La trampa de la inteligencia: por qué la gente inteligente hace tonterías y cómo evitarlo’.

Ser inteligente no siempre hace la vida más fácil. Como explicaban en la BBC, “la realidad es que una mayor inteligencia no se equipara con una mayor capacidad para tomar decisiones adecuadas; de hecho en algunos casos puede provocar que las decisiones sean incluso peores”. Esto es debido, según Keith Stanovich, a que la capacidad de tomar decisiones de forma correcta no está relacionada con la capacidad intelectual, y que la gente muy inteligente, con altas capacidades intelectuales incluso, tienen el llamado "punto ciego de la parcialidad": son incapaces de ver sus propios defectos y se guían mucho por sus instintos. Es ahí donde entra la trampa de la inteligencia.

La trampa de la inteligencia en el caso de Steve Jobs

Para entender un poco mejor a qué nos referimos con las consecuencias de esa trampa de la inteligencia de la que hablaba Robson, voy a ponerte un ejemplo que quizá conozcas. El 5 de octubre de 2011 Steve Jobs fallecía a consecuencia de un paro respiratorio derivado de las metástasis del cáncer de páncreas. Su biógrafo oficial, Walter Isaacson, explicó a CBS News que retrasó las pruebas diagnósticas y después rechazó una operación para eliminar el primer tumor por considerarla "invasiva". En lugar de seguir la opción más lógica, tomo decisiones en base a los parámetros equivocados y optó por una dieta macrobiótica y otras terapias alternativas como la acupuntura.

Nueve meses más tarde Jobs comunicaba a sus empleados que tenía cáncer y que sería operado. Tras la operación luchó con la enfermedad siete años, pero el médico de Harvard Dr. Ramzi Amir, especialista en el tipo de cáncer que padecía Jobs afirmó que "dadas las circunstancias parece evidente que la elección de la medicina alternativa por parte de Steve Jobs le condujo innecesariamente a una muerte temprana. Steve Jobs sucumbió a la enfermedad más rápidamente por su negativa a usar la medicina convencional”. Steve Jobs fue víctima de la trampa de la inteligencia. En el libro de Robson aparecen muchos más, desde Arthur Conan Doyle hasta Albert Einstein.

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Robson hace una comparación en su libro y asegura que el cerebro es un motor. Si el motor tiene más potencia, como lo sería un cerebro con altas capacidades, te lleva más lejos pero necesita otra equipación. “Necesita frenos, dirección y un GPS para seguir la ruta correcta. De lo contrario, podría acabar en un acantilado”. Y es que una gran inteligencia debería ir acompañada de más cosas. El filósofo y pedagogo José Antonio Marina afirma en ‘La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez’, que “la inteligencia humana necesita tener información, manejarla bien, gestionar las emociones, y ejercitar las virtudes de la acción: la perseverancia, la flexibilidad, la resistencia a la frustración, la selección de metas... Todo eso es la inteligencia y no lo que miden los test”.

Stephen Hawking decía que "el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento". Es decir, pensar que lo sabemos todo. Aunque la humildad se vea a día de hoy como un rasgo de debilidad, es más necesario que nunca. Si las personas más inteligentes tienden a pensar que saben todo lo que hay que saber sobre un tema, lo único que conseguirán tener es una mente más cerrada y una menor humildad intelectual.

El psicólogo Eranda Jayawickreme explicaba en Psychology Today, que ser intelectualmente humilde implica comprender tus limitaciones cognitivas. Es decir, reconocer que podrías estar equivocado en algo. La humildad intelectual comienza por ahí y esa flexibilidad y esa apertura a nuevas ideas y conocimientos, es también un signo de inteligencia que se acerca más al concepto de sabiduría del psicólogo canadiense Keith Stanovich. Quizá tener altas capacidades o un cociente intelectual no es tan importante como lo es saber cómo manejarlo.

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