La ciencia avala el poder de las microsiestas para potenciar la creatividad. Era la clave del éxito de Dali

Puede que Salvador Dalí sea uno de los artistas más creativos y sorprendentes que han existido. Tenía un truco para conseguirlo y lo reveló en su libro '50 Secretos Mágicos para Pintar' de 1948. Consistía en dormir con una llave y es lo que hoy llamaríamos microsiestas: descansos breves durante el día para revitalizar la mente y que tienen la capacidad de desbloquear ideas increíbles.

Cómo practicar las microsiestas de Dalí. En su libro, el artista catalán cuenta su ritual paso a paso. Él se sentaba en un sofá bien erguido y sostenía una llave de metal en la mano. Justo debajo colocaba un plato de acero. Al dormirse se le caía la llave y golpeaba el plato con estruendo, sirviéndole de despertador. No era el único genio que usaba este truco: Se dice que Edison lo hacía con pelotas de acero y sartenes.

El truco de Dalí tiene un punto débil. La doctora en Neurociencia Cognitiva Delphine Oudiette ha estudiado el poder de estas microsiestas siguiendo el mismo proceso que Dalí y detectó un problema en su método: a veces los objetos caen antes de alcanzar la fase N1, una fase muy breve y necesaria para llegar a esa magia creativa de la que presumía Dalí.

Microsiesta sí, pero siesta no: hay una diferencia. Las microsiestas nos permiten alcanzar la fase N1 del sueño. Ésta dura unos 5 o 10 minutos y sirve de limbo entre la vigilia y el sueño. Aún oímos sonidos de nuestro entorno, pero se da el pensamiento espontáneo. Es decir, que hay sueños con cierta lógica y eso abre las puertas a la creatividad.

Sin embargo, si nos mantenemos dormidos y pasamos de microsiesta a siesta, cruzamos la frontera a la fase REM, el superpoder de la creatividad se nos escapa. En esta fase más profunda no hay control alguno, la estructura mental se desacopla

Qué ocurre en el cerebro para desatar la chispa de la creatividad. Todavía no se ha descubierto del todo, pero las hipótesis más trabajadas (y de la misma doctora en neurociencias) sugieren que en este estadio semi lúcido fronterizo se mezclan sueños y lógica. Lo han apodado 'el punto dulce creativo' y al despertar aquí podemos capturar esas ideas fugaces.

Incubar sueños, el empujón que le faltó a Dalí. Los avances científicos nos han permitido comprobar que el truco de Dalí funciona y llevarlo más allá. Hay experimentos que han conseguido condicionar la fase N1 del sueño con sonidos, para incitar al soñador a soñar con algo concreto. Esta incubación de sueños pone al subconsciente a trabajar en un concepto determinado: evidencia pura de que las microsiestas potencian la creatividad.

Fotos | @casanataldali, Leeloo The First vía Pexels, @dalimuseum.

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