Cómo perdonar a esa amiga que no consigues perdonar (porque a quién más daño hace la situación es a ti)

Cómo perdonar a esa amiga que no consigues perdonar (porque a quién más daño hace la situación es a ti)

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Cómo perdonar a esa amiga que no consigues perdonar (porque a quién más daño hace la situación es a ti)

Es posible que seas una de esas personas afortunadas que nunca ha tenido una pelea con ninguna de sus amigas y todo esto te suene muy lejano. Pero, si como yo, alguna vez has tenido una pelea importante con un amigo o amiga, sabrás que a veces perdonar no es sencillo. Sin embargo, casi tan difícil como perdonar es conseguir superar el hecho de no perdonar.

Lo lógico, si el enfado es tan grave como para no ser capaz de arreglarlo, es que decidamos alejarnos de esa persona y olvidar. La realidad es, sin embargo, que no siempre es tan fácil. En ocasiones, no sentimos que debamos perdonar, pero la perspectiva de no volver a tener relación con esa persona nos hace demasiado daño.

Por qué perdonar

Debemos plantearnos qué nos compensa más. En algunos casos las personas que queremos son diferentes a nosotros, toman decisiones diferentes y le dan importancia a cosas distintas a las que nos importan a nosotros. Es posible que su forma natural de pensar o actuar a veces pueda chocar con la nuestra y afectarnos. Por ello, llegado el momento tendremos que decidir si esa relación sigue aportándonos o no.

Tendremos que evaluar si lo que nos aporta de positivo esa persona es más importante que lo que nos molesta o no entendemos. Una vez evaluado esto, podremos seguir con esa amistad a sabiendas que a veces pasarán cosas que nos molesten, y que podremos dejarlas pasar porque nos compensa, o bien alejarnos de esa persona porque ya no somos compatibles.

Sea cómo sea, no seremos capaces de tomar esta decisión, ni de ser objetivos, si no hemos sido capaces de perdonar antes. Por ello, para poder ser objetivos y no tomar una decisión precipitada, poco meditada y desde el calor del enfado, debemos intentar perdonar. De esta manera sabremos que decidamos lo que decidamos será definitivo y ya no nos estaremos haciendo daño a nosotras mismas.

Cómo perdonar

Analizar el daño que nos han hecho

El primer paso es aceptar que estamos enfadados y por qué lo estamos. Asumir que lo que sea que ha ocurrido nos ha hecho daño. Una vez aceptado ese dolor, nos podremos situar en un lugar de objetividad, que nos permitirá analizar también la motivación de la otra persona.

Podremos evaluar los motivos que han llevado a la otra persona a hacernos daños: estos motivos pueden ser muy variados y no implican necesariamente que la otra persona sea malvada y quiera hacernos daños - aunque puede serlo y está en nuestra mano la última decisión -. De esta manera conseguiremos analizar toda la situación desde el exterior y conseguir una visión más objetiva del problema.

Aceptar nuestros sentimientos negativos

Que vayamos a perdonar no quiere decir que no estemos enfadados o heridos. Lo más posible es que el enfado nos lleve a sentir deseos de venganza, ira o rabia. El problema no es que los tengamos, lo cual es completamente natural, sino lo que hagamos con ellos. Una de las cosas que nos enseñan desde pequeños es a tragarnos nuestros sentimientos negativos y no verbalizarlos, como si no existieran.

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La realidad es que los sentimientos negativos son una parte tan válida de nuestras emociones como los positivos. Y como con ellos, lo que importa es lo que hagamos con ellos y que los canalicemos de una forma adaptativa. Debemos permitirnos sentir todas esas emociones, aceptarlas y aún así recordar que para nosotros es mejor acabar dejando ir esos sentimientos y liberarnos. Aquí entra el perdón.

Elegir perdonar

El perdón puede ser una elección consciente para cada uno de nosotros. Algunas personas creen que perdonar es de débiles, pero nada más lejos de la realidad. Tomar la elección de perdonar supone tener el poder sobre nuestros sentimientos y emociones en vez de dejarlos en manos de otra persona - la que nos ha ofendido-. Además, no perdonar nos mantiene en la situación de sufrimiento que nos ata a la persona que nos ha dañado.

Valorar qué es mejor para nosotros

Perdonar no implica dejar de protegernos a nosotros mismos. Si tras analizar todo lo sucedido, los motivos por los que la persona nos ha hecho daño, los motivos por lo que nosotros nos hemos sentido dolidos, lo que nos aporta o nos quita la persona y lo que nos aporta y nos quita estar enfadados, creemos que lo mismo volverá a ocurrir y que seguirá doliéndonos, debemos protegernos.

En ocasiones, tras analizar la situación llegaremos a la conclusión de que nos importa más lo que nos aporta la amistad y podemos vivir con las cosas que nos afectan de la otra persona sin sentirnos tan dolidos. En otros casos, sabemos que va a seguir haciéndonos daño y no vamos a poder evitarlo, porque somos quienes somos. En estos casos, aunque perdonemos, debemos tomar la decisión que nos proteja a nosotros mismos.

A veces esa decisión será seguir manteniendo la relación por completo, otras seguir manteniéndola pero evitando o vigilando las situaciones que nos dañaron y, en otros casos, la mejor opción será alejarse por completo de la persona.

Comunicárselo a la persona con quien estamos enfadados

A la hora de perdonar no basta con que nosotros lo sepamos, sino que es necesario informar a la persona implicada. Es importante que verbalicemos que estábamos enfadados, por qué lo estábamos, cómo nos sentimos ante lo ocurrido, informar de que lo hemos perdonado y hacer saber la decisión final que hemos tomado, sea cuál sea.

En este sentido, si hemos llegado a la conclusión de que a pesar de que haya cosas que nos molesten, nos importa más seguir teniendo a esa persona en nuestra vida, se lo diremos. Si queremos seguir teniéndola en nuestra vida, pero hay cosas y situaciones que preferimos evitar - por nuestro bien - se lo haremos saber. Si, por el contrario, les hemos perdonado, pero sentimos que para nosotros es mejor mantener la distancia porque va a seguir haciéndonos daño, también debemos informarlo.

De esta manera, tomemos la decisión que tomemos, sabremos que lo hemos analizado todo bien, que hemos tomado la mejor decisión para nosotros mismos y que hemos sido sinceros tanto con nosotros como con la otra persona. Esto nos dará la tranquilidad de haber hecho todo lo que estaba en nuestra mano y nos dará sensación de cierre evitando que sigamos sintiendo dolor.

Imágenes | Gossip girl, Giphy

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