Cómo decirle a un amigo que estás preocupada por él o ella sin que se enfade o se lo tome como un ataque

Cómo decirle a un amigo que estás preocupada por él o ella sin que se enfade o se lo tome como un ataque

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Tener seres queridos es inevitable, porque somos humanos y, como tales, sociales por naturaleza. Y querer a las personas que nos rodean y son importantes para nosotros implica querer lo mejor para ellos, desear que sean felices y buscar ayudarles en lo posible.

Por eso seguramente nos hemos encontrado en alguna situación preocupándonos por el bienestar y las elecciones vitales de nuestros amigos y seres queridos. En esas situaciones surge la duda de si es mejor decir algo o no, porque queremos ayudarles y que se cuiden, pero no sabemos si lo tomarán bien.

Y es que no es fácil decirle a alguien que creemos que está haciendo algo o tomando decisiones que no son buenas para él o ella o que le van a poner en riesgo. Saber cómo decirlo sin que nuestro amigo se sienta atacado, se ponga a la defensiva o esté dolido no siempre es fácil.

Preocupada y en desacuerdo son cosas distintas

Lo primero que debemos tener en cuenta y plantearnos bien antes de hablar con el amigo que nos preocupa es si lo que estamos, realmente, es preocupadas por el bienestar de esta persona que queremos o, más bien, en desacuerdo con sus decisiones y forma de hacer las cosas.

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Y es que no es lo mismo. A veces las personas que queremos hacen cosas o toman decisiones que a nosotros no nos gustan o con las que no podemos estar de acuerdo. ¿Significa esto que lo que están haciendo es malo para ellos? Porque es posible que únicamente signifique que no es lo que nosotros haríamos. Quizá lo que para nosotros no es adecuado es la mejor opción para otra persona.

Por ello es importante que nos planteemos si esto es lo que ocurre o si, realmente, tenemos motivos para estar preocupadas.

Intenta no juzgar al otro

Hay una fina línea entre dar una opinión, mostrar preocupación y acabar juzgando. Esta última es la que se debería evitar. Y es que la amistad va, precisamente, de no juzgarse y debería ser la base cuando intentas decirle a un amigo que estás preocupada.

Opta por la sinceridad y la asertividad

Si estás preocupada y has llegado a la conclusión de que tienes buenos motivos, y no solo que la otra persona está tomando decisiones que tú no tomarías, seguramente tengas tus motivos. Si decides hablar sobre ello con tu amigo o amiga, la mejor opción es hacerlo desde la sinceridad.

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Una posibilidad es indicar a esa persona que la vemos diferente o que la hemos notado rara - podemos poner ejemplos - y usarlo para preguntarle si se siente bien o si ha ocurrido algo. Pregunta si hay algo de lo que quiera hablar y déjale claro que tú estás allí para ella y que estás preocupada con su cambio. No porque le estés juzgando, sino porque te preocupa su bienestar y su seguridad. Explica qué es lo que has notado de diferente y por qué te preocupan esos cambios o situaciones.

Acepta su punto de vista y recuérdale - a esa persona y a ti misma - que le apoyas y vas a estar ahí decida lo que decida. Cuanto menos juzgadas se sienten estas personas, menos se cerrarán en banda. Pregunta a la persona cómo se siente, qué opina, cuál es su punto de vista. Desde un interés real, no buscando tener la razón y demostrar que tú estás en lo cierto.

Dale espacio para que te cuente cómo se siente o lo que piensa

Cuando tenemos una opinión muy clara sobre la vida de otra persona y estamos realmente preocupados, tendemos a hablar mucho. No es con mala intención, claro. Es, simplemente, que no queremos dejarnos nada en el tintero y que queremos ayudar a la otra persona con nuestras palabras.

La realidad es que, en estos casos, es mejor opción que escuches más de lo que hablas. Te has presentado frente a una persona a decirle que crees que algo de su vida está mal y esto puede provocar una reacción - y seguramente lo haga - buena o mala. La otra persona merece tener el espacio para decirte lo que piensa, cómo se siente, si está o no está de acuerdo, etc.

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Aunque hayas sido tú quien ha iniciado la conversación y ha buscado a esa persona para hablar, es su momento.

Acepta y respeta que no quieran hablar

A veces, por mucho que tú quieras hablar con alguien de su situación o de lo que está haciendo, la otra persona no quiere. O bien porque no cree que haya ningún problema - y puede que no lo haya -, o bien porque se siente atacado, o porque no quiere enfrentarlo, o una infinidad de motivos.

No podemos obligar a alguien a hablar si no quiere y es perfectamente respetable. Si este es el caso, puedes dejarle claro que tú estás ahí si lo necesita, si en algún momento necesita hablar, desahogarse o pedir ayuda y espera a que sea esa persona quien te busque si es que lo necesita. A veces basta con saber que hay alguien que está ahí para ti y dispuesto a escucharte.

Intenta no decirle lo que tú harías en su lugar

De nuevo, aunque tengas razón y tengas motivos para estar preocupada, la realidad es que se trata de la vida de otra persona, no de la tuya. Por lo tanto, aunque tu intención sea ayudar, no estás en posición de poder decirle a alguien lo que tiene que hacer con su vida.

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La decisión final es de la persona con la que estás hablando. Puedes decirle que estás preocupada y por qué, y puedes escuchar la opinión, punto de vista y situación de la otra persona. Pero, a partir de ahí, la decisión es de tu amigo o amiga. No podemos hacer cambiar a nadie si no quiere hacerlo. Incluso aunque creamos que tenemos razón. Solo queda esperar que nuestra preocupación haya sido suficiente para, al menos, hacer reflexionar a la otra persona.

En ocasiones la decisión de la otra persona puede afectarnos personalmente, o sus actos chocar directamente con nuestro sistema de valores. De nuevo, no podemos cambiar a la otra persona, pero si no podemos apoyarla porque lo que hace va en contra de todo en lo que creemos, o porque nos está dañando, tenemos la opción y la libertad de elegir alejarnos de esta persona.  Lo único que podemos controlar es lo que nosotros hacemos y el cuidado de nuestra salud.

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