Desde fuera, suena casi como magia moderna o un truco de auto-ayuda: repetir una sucesión de números con la esperanza de que cambie tu suerte. Pero para quienes se adentran en la práctica, esas cifras no son aleatorias, sino supuestas llaves vibratorias capaces de alterar la realidad. Así es como funciona (o al menos como quienes creen en ella aseguran que lo hace) la técnica de los códigos de Grabovoi.
La base de este método parte de la premisa de que cada número emite una "frecuencia" particular, y que al recitar una secuencia concreta uno se sintoniza con esa vibración. Esa sintonía vibracional estaría dirigida a atraer hacia uno aquello que busca: prosperidad, salud, bienestar, armonía… Es, según sus seguidores, como "ajustar la radio interior" para captar la señal adecuada.
Para ponerlo en práctica hay distintas formas. Algunas personas repiten los dígitos en voz alta o en silencio; otras los escriben en papel, los pegan en objetos cotidianos (un vaso, la cartera, un espejo), los escriben sobre su piel o los visualizan durante meditaciones. También hay quienes los integran al día a día como pequeños recordatorios simbólicos, siempre acompañando la secuencia con una intención clara.
Según los defensores del sistema, esa repetición acompañada de concentración, enfoque y actitud positiva, tiene el poder de "cambiar la onda" personal y atraer lo deseado. En su visión, la mente, el entorno y la realidad están conectados por campos de información: al alinear tu vibración con una secuencia adecuada, estarías influyendo en esos campos.
Sin embargo, la técnica también tiene muchos críticos. No existe evidencia científica rigurosa que avale que repetir números pueda alterar la realidad de forma externa. Para la comunidad académica y científica, estas prácticas suelen considerarse dentro de la pseudociencia.
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A pesar de ello, muchas personas testifican que el simple acto de enfocarse en un objetivo ayuda a clarificar ideas, motivar cambios internos o mantener una actitud optimista. En ese sentido, incluso si no hay una magia comprobada, el valor podría residir más en el efecto psicológico: visualizar metas, conectar intenciones y actuar con propósito.
En definitiva, la técnica de Grabovoi se presenta como una herramienta simbólica: sus secuencias numéricas buscan generar foco interior, esperanza y una suerte de "mapa mental" hacia lo que se desea alcanzar.
Para algunos funciona como un estímulo para cambiar hábitos, mentalidad o energía personal. Para otros, no es más que un ejercicio de fe o creencia. Lo que está claro es que, como muchas prácticas espirituales o de auto-ayuda, su poder depende en gran medida de lo que cada persona esté dispuesta a creer y a trabajar por lograr.
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