Durante décadas, la creencia de que el tipo de cuerpo determina el potencial para desarrollar masa muscular ha sido aceptada casi sin cuestionamientos. Frases como "soy ectomorfo, por eso no puedo ganar músculo" o "los mesomorfos nacen con suerte" han moldeado la forma en que muchos se aproximan al gimnasio. Sin embargo, la ciencia actual está desmontando este mito con evidencia sólida: tu estructura corporal no predice cuánto músculo puedes ganar.
Un reciente estudio publicado en bioRxiv por un equipo de investigadores ha analizado detalladamente los efectos del entrenamiento con pesas sobre la masa muscular en 119 adultos sin experiencia previa en el gimnasio.
A lo largo de 10 a 12 semanas, todos los participantes realizaron rutinas supervisadas con ejercicios compuestos como sentadillas y press de banca, entrenando dos veces por semana. Antes y después del programa, se les realizaron escáneres corporales (DXA) para medir con precisión los cambios en su composición corporal.
Los resultados son reveladores: si bien aquellos con estructuras óseas más anchas comenzaron con mayor masa muscular, esto no se tradujo en mayores ganancias musculares. Es decir, el punto de partida no predice el progreso. La correlación entre las características óseas previas al entrenamiento (como la anchura de hombros o caderas) y el crecimiento muscular posterior fue prácticamente nula.
Este hallazgo respalda el hecho de que el crecimiento muscular depende mucho más de procesos internos como la tensión mecánica durante el ejercicio, la activación de células satélite, la biogénesis de ribosomas o la expresión de ciertos microARN. En otras palabras, lo que determina la hipertrofia muscular es la forma en la que se entrena, se progresa y se recupera, no el molde físico con el que se nace.

Esto tiene implicaciones importantes tanto para entrenadores como para atletas recreativos. Para los profesionales del fitness, significa que no deben dejarse llevar por la apariencia inicial de un cuerpo al comenzar un programa de fuerza, y para cualquier persona que quiera mejorar su cuerpo, representa una liberación: no hay una estructura "ideal" que asegure resultados, ni una que los impida.
Las etiquetas de "ectomorfo", "mesomorfo" y "endomorfo" han sido útiles como lenguaje coloquial, pero hoy resultan más limitantes que descriptivas: basarse en ellas para predecir el crecimiento muscular es como juzgar a un corredor por el largo de sus piernas sin observar su entrenamiento.
Lo único que sí predice el crecimiento muscular es la constancia, el esfuerzo y una planificación bien ajustada, por ello, el cuerpo que tienes no es un obstáculo: es tu punto de partida.
Foto de Maksim Zhashkevych en Unsplash | Gordon Cowie en Unsplash
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