María Yuste
Editor SeniorPuede que en España (aún) no hayamos tenido que preocuparnos por la posibilidad de que las autoridades puedan obligar a las apps de salud (como Clue, Flo, Premom o Stardust, por nombrar algunas) a identificar a mujeres que hayan abortado. Sin embargo, este miedo que es real en Estados Unidos nos sirve de ejemplo perfecto para que nos planteemos si, tal vez, no estaremos compartiendo datos demasiado íntimos con nuestro smartphone.
Un negocio millonario
Las tan populares apps de trackeo menstrual con las que las mujeres podemos hacer un seguimiento digital de nuestros periodos, ciclos de ovulación y actividad sexual son un buen negocio. De hecho, se estima que el mercado de lo que se ha denominado como la “femtech” está valorado en 50.000 millones de dólares.
Sin embargo, que una determinada tecnología esté dirigida a que la usemos las mujeres, no significa ni que esta sea feminista ni mucho menos que se haya diseñado pensado realmente en las mujeres que la vamos a usar. Es lo que tiene que menos del 3% del dinero de los inversores vaya destinado a startups fundadas por mujeres.
En concreto, las aplicaciones de rastreo menstrual son problemáticas, no solo porque se aprovechan de nosotras a través de nuestros datos (algo que ya podíamos intuir de cierta manera) sino porque podrían estar poniéndonos en riesgo. Es lo que saca en claro un estudio liderado por la doctora Ruba Abu-Salma, realizado en conjunto por el King's College London y el University College London.
Kaboompics.com
Lo que aceptamos sin leer
Para determinar si las apps de monitorización de salud femenina están pidiendo a sus usuarias información confidencial que podría ponerlas en riesgo, analizaron las políticas de privacidad y etiquetas de seguridad de 20 de estas aplicaciones, disponibles Google Play de Reino Unido y Estados Unidos. Lo que descubrieron fue que el 35% de dichas apps tenían políticas contradictorias sobre si compartían datos personales con terceros. Aunque lo más alarmante es que, en muchos casos, se permitía que las autoridades pudieran acceder a estos datos.
Este problema se hizo todavía más grande cuando comprobaron que muchas de estas aplicaciones pedían a las usuarias indicar si habían tenido un aborto (tanto espontáneo como voluntario). Además, algunas apps ni siquiera incorporaban la posibilidad de eliminar los datos unas vez introducidos.
De este modo, esa tecnología que una usa creyendo que es una herramienta útil para tener bajo control su salud reproductiva, está mientras recopilando datos sensibles sobre su ciclo menstrual, vida sexual e incluso embarazo, así como información personal identificable, tales como nombres y direcciones de correo electrónico.
Cottonbro studio
Un rayito de esperanza
Esto es algo que entra en conflicto con las leyes europeas ya que, según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), los datos relativos a la salud o a la vida sexual u orientación sexual de una persona física se consideran "sensibles" en países de la UE y el Reino Unido. Y, por lo tanto, deben tratarse con especial protección y cuidado.
Sin embargo, mientras estas apps se aprovechen de grises y vacíos legales para no tener que acatarlo, es recomendable borrarlas de nuestro móvil o, al menos, tomarnos el tiempo de leer las condiciones de uso (esas que normalmente aceptamos sin leer). Así sabremos qué tipo de datos privados estamos regalando para que otros hagan negocio con ellos y que, en un futuro desconocido, incluso podrían volverse en nuestra contra.
Foto de portada | Ruan Richard Rodrigues
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