Anabel Palomares
EditorEs cierto que si queremos fomentar un hábito en un niño lo mejor es que nos vea haciéndolo. Por ejemplo, si queremos que sea activo, será más sencillo que lo integre si percibe que nuestra vida es activa. Si queremos que aprenda a gestionar sus emociones, tendrá que vernos a nosotros hacerlo, y si queremos que lea, tendrá que vernos leer. En este último caso, por ejemplo, podemos aprovechar la hora de dormir para leerle un cuento a nuestro hijo y comenzar a fomentar ese deseo por la lectura.
Para Maya Payne Smart, que lleva más de una década estudiando e investigando sobre la alfabetización y el desarrollo infantil y está formada en la Universidad de Harvard, hace falta mucho más. Leerle a tu hijo antes de dormir está bien, pero no es suficiente. En la CNBC, la experta explica que “Cuanto más a menudo escuchen, vean y hablen los niños sobre las palabras, más preparados estarán para leerlas”, por eso recopila cinco hábitos que los padres hicieron con sus hijos para fomentar la lectura en casa, y la gran mayoría no implican tener un libro en la mano.
Trataron el balbuceo de sus bebés como una conversación
Payne asegura que aunque los bebés no puedan hablar, los padres responden a los sonidos y balbuceos, y lo hacen con palabras reales, no imitando sus sonidos. “Establecen contacto visual, sonríen, se adaptan al momento. Mantienen “conversaciones”, sintonizando con los sonidos y la mirada del bebé, y luego responden con palabras y pausas para esperar su respuesta”. Es lo que se conoce como “servir y devolver” y forma parte del aprendizaje inicial del lenguaje de un niño.
Según el Centro sobre el Niño en Desarrollo de la Universidad de Harvard, este tipo de “conversaciones” e interacciones con el bebé desempeñan un papel clave en la configuración de la arquitectura del cerebro, pero además favorecen el desarrollo del lenguaje temprano y de habilidades sociales que sirven como base para capacidades cognitivas más complejas. También ayuda en el futuro desarrollo de habilidades de lectoescritura preescolar, como el vocabulario expresivo y el conocimiento de los nombres y sonidos de las letras. Es decir, es imprescindible para que el niño aprenda a hablar y a comprender no solo lo que escucha sino también lo que lee.
Hablan de los sonidos de las letras
Existe una correlación positiva general entre el espacio familiar que favorece el desarrollo temprano de la lectura, escritura y lenguaje en los niños, y la comprensión lectora de los niños. Pero en ese espacio, los padres a menudo usan diferentes tipos de herramientas para enseñar las letras a sus hijos, pero pocos relacionan las letras con los sonidos con la frecuencia que creen en las conversaciones cotidianas. Aprender a pronunciar las palabras, además de conocer sus formas, es fundamental para leer. Payne explica que “los padres que hablan sobre los sonidos de las letras ayudan a sus hijos a comprender que las letras son simplemente palabras plasmadas en la página”.
Preguntan mucho a sus hijos pequeños y esperan sus respuestas
Aquellos padres que hacen preguntas a sus hijos pequeños y, lo más importante, que les dan espacio para responderlas, consiguen que los niños desarrollen un vocabulario más sólido y un mayor conocimiento al llegar a la infancia. Al hablar más, entienden y usan más palabras, por lo que su comprensión lectora será mejor al crecer. Payne afirma que lo importante no es preguntar, sino darles a los niños la oportunidad de responder porque “eso es lo que les hace pensar y les permite aprender”.
Leen durante todo el día, no solo antes de dormir
Los padres que leen a sus hijos en las primeras etapas del día favorecen el desarrollo del vocabulario y las habilidades de comprensión de los niños. A más cantidad, más desarrollo posterior. Por eso no es necesario que leamos a los niños únicamente antes de dormir, como parte de una rutina de sueño. La lectura es apta para cualquier momento del día, y la experta recomienda hacerla a primera hora del día, cuando los niños tienen más energía, porque “genera más conversación, más preguntas y un mayor aprendizaje”.
Juegan con las palabras
Las palabras no solo están en los libros. También en las canciones, en las rimas, los juegos de palabras, los trabalenguas, las adivinanzas… Pueden divertir a los niños y ayudarles a escuchar y jugar con los sonidos dentro de las palabras. “Antes de que los niños puedan relacionar los sonidos con las letras, tienen que oírlos”, explica Payne, y esa escucha se desarrolla “cuando los niños tienen muchas oportunidades fáciles y cotidianas de observar, comparar, segmentar, combinar e intercambiar sonidos”.
La Universidad de Cambridge y la de Fudan han descubierto que una buena lectura primaria es un predictor del éxito a largo plazo y este otro encontró un vínculo muy positivo entre leer por placer en la primera infancia y una mejor cognición, salud mental y logros educativos en la adolescencia. Los niños que aprenden a leer bien de pequeños y tienen el hábito de la lectura, tienen más probabilidades de permanecer más tiempo escolarizados, de conseguir mejores trabajos y ganar más dinero, de tener una mejor inteligencia emocional y funciones ejecutivas como la memoria, la planificación o el autocontrol más desarrolladas, y puede conseguir que desarrollemos una mayor empatía.
Si esto no te ha convencido te diré que los niños que leen, son más felices, y todos queremos eso para nuestros hijos.
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