Las bodas se convierten en la nueva app para ligar (sin móvil de por medio)

Mientras que la mesa de los solteros desaparece definitivamente, los novios se lo pasan pipa haciendo de celestinos

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María Yuste

Editor Senior

En Europa, uno de cada tres hogares ya es unipersonal y eso que vivimos en la era de las apps de citas. Pero no lo tenemos más fácil cuando más de la mitad de los usuarios confiesa sentirse agotado de tanto "swipeo". Con este panorama, ya hay novios dándose cuenta del potencial que tienen sus bodas para que de ellas salgan otras parejas. E incluso los que no se casan han empezado a recuperar la vieja normalidad de conectar amigos en común que crees que se van a entender. Aunque con una vuelta 2.0.

La boda que tuvo Tinder analógico. Melissa Clark y Dominic Morales se dieron el "sí, quiero" en México la pasada primavera, pero no solo quisieron celebrar su amor... Supieron ver que la reunión era una oportunidad perfecta para conectar de forma activa a los invitados que habían asistido solos a su boda. Para facilitar que surgiera la conversación entre ellos, la pareja creó un “singles face sheet”: una especie de folleto juguetón, a modo de Tinder analógico, con fotos de todos los solteros y pequeñas biografías de cada uno. “Fue una forma divertida de romper el hielo”, explicó la novia en el 'New York Times'. Y funcionó porque la pareja asegura que hubo citas posteriores y hasta vuelos interestatales para poder seguir conociéndose. No obstante, no han sido los únicos en ponerlo a prueba.

C1595eef3cad3d7610a3e0fd9c029991a498b560 Melissa Clark y Dom Morales

De la fatiga de las apps a la vuelta a los "mutuals". Eso sí, la idea que tuvieron estos novios no surgió de la nada. Eran conscientes del cansancio generalizado que arrastra la gente con las apps de citas: demasiados “matches” que no pasan del "hola, ¿qué tal?" y una sensación creciente (y paradójica) de desconexión. Mientras que las bodas han sido tradicionalmente un terreno perfecto para fomentar algo que antes era lo normal: conocerse a través de amigos en común. La buena noticia es que cualquier pareja de novios puede recuperar la tradición, pero de forma actualizada y con un toque más consciente y creativo. De hecho, todo apunta a que estamos ante una tendencia en auge.

Adiós a la mesa de solteros como sección de saldos en oferta. Cabe aclarar que tampoco se trata de romantizar un pasado que nunca fue color de rosa. Durante décadas, la “mesa de los solteros” fue un lugar incómodo en las bodas, se concebía casi como el pasillo de saldos del supermercado: todos mezclados sin criterio y con la esperanza o la presión de que pasara algo. A veces, en estas mesas incluso se acogía a los niños y adolescentes que quedaban sueltos. Ahora la mesa de los solteros ha muerto. En parte porque las celebraciones actuales son más íntimas y selectivas y facilita que el “matchmaking” se convierta en un gesto juguetón y hecho con cariño. El objetivo es contribuir a que la gente se mezcle y se abra, no señalar a los que vienen sin acompañante o generar situaciones embarazosas.

Los casados como celestinos 2.0. ¿Quién no ha jugado alguna vez a curarle los matches de Tinder a un amigo? La tendencia trasciende a la bodas porque hacer de casamenteros es divertido, pero lo importante es que añade una garantía que, en vez de un algoritmo, lo haga alguien de carne y hueso con personas que conocen. En TikTok hay chicas presentando al mejor amigo soltero de su pareja, mientras que la creadora de contenido Olivia Schreiber hace en redes entrevistas rápidas a solteros de las que ya han salido tres bodas. Este tipo de recomendaciones añaden confianza y funciona como filtro seguro: alguien conoce previamente a esa persona y ha “validado” que es de confianza, divertida o interesante.

¿Llegará a España? Aunque todavía no se está produciendo un equivalente con la misma escala en nuestro país, las ideas viajan rápido y no sería raro que algún organizador de bodas o eventos empezara ya a importar el concepto. Eso sí, no todo vale. El matchmaking improvisado puede incomodar si se hace hace de una forma que haga sentirse a los solteros como un “problema a resolver”. La clave está en la empatía: proponer, nunca presionar. Recordar que dos personas no tienen por qué encajar solo por estar libres. Y, sobre todo, todo tiene que ser casual y divertido, tal y como hicieron Clark y Morales con su folleto. Porque si algo demuestra esta nueva ola de cupidos contemporáneos es que, incluso en plena era digital, sigue siendo insustituible lo de mirarse a los ojos.

Foto de portada | Kadyn Pierce

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