Ikea lo vende como zapatero pero yo lo uso para duplicar el espacio de mi armario por 3,99 euros cuando toca sacar los jerseys

Según la zona de España en la que vivas, o se acerca el frío o ya lo tienes ahí. El caso es que la ceremonia anual de sacar las sudaderas y los jerseys a primera linea de armario es inevitable. Vuelven las baldas abarrotadas y la ley de la gravedad actuando sin piedad sobre cualquier intento de apilar prendas de punto sin que se acabe generando un agujero negro. Porque admitámoslo: hay una regla no escrita que dice que tres prendas dobladas de invierno y puestas una encima de otra invocan el caos.

No obstante, hay un producto de 3,99 euros en Ikea que hizo que se me encendiera la bombilla para duplicar la capacidad de mi armario y mantener el orden sin tener que gastarme un dineral en una nueva cajonera. Se trata del estante zapatero GREJIG. Oficialmente, sirve para colocar tres pares de zapatos. Extraoficialmente, es un estante de lo más versátil para crear doble altura.

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Tiene unas medidas de 58×27×17 cm y está fabricado en acero con revestimiento de polvo de polietileno. Es plegable y se encuentra disponible en rojo o en negro. Como zapatero, se pueden apilar hasta tres unidades y colocar en la entrada o dentro del armario. Pero, para mí, su verdadero potencial aparece cuando lo pones encima de una balda...

Al colocarlo en una estantería, el espacio deja de ser un plano para pasar a tener dos niveles. Lo que, en la práctica, significa que donde antes tenías una pila inestable de jerseys a punto de provocar un pequeño desprendimiento, ahora puedes tener dos pilas diferenciadas, más bajas y fáciles de manejar. 

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Además, al ser plegable, si cuando llega el verano ya no lo necesitaras, simplemente lo doblas y lo guardas hasta que lo vuelvas a necesitar. O compras tres má confirme vayas teniendo más ropa porque aquí, escuchamos pero no juzgamos. Sea como sea, para una posible futura mudanza es mucho más fácil y ligero de transportar que una cajonera extra.

La solución parece tan evidente después de verla en acción que te parece mentira que no se te hubiera ocurrido antes. Es la prueba fehaciente de que no hace falta cambiar el armario, invertir en más mobiliario ni hacer una purga de tus jerseys. Muchas veces la solución es tan fácil, simple y económica como verle usos alternativos a algo pensado inicialmente para otro propósito.

Foto de portada | Sarah Shull

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