Hace unos años, pude decirle a Tim Burton en persona que 'Beetlejuice' había sido mi primera película favorita. Muy poco después, se hizo público que se rodaría una segunda parte más de 30 años después. Sin embargo, cuando 'Bitelchús Bitelchús’ se estrenó en cines el pasado mes de septiembre, fui posponiendo hasta que ya ni siquiera estaba en cartelera... No obstante, ventajas del mundo moderno, acaba de llegar al catálogo de (HBO) Max y a mi persona adulta le ha gusta más que la primera.
Con el paso de los años, ‘Bitelchús’ había dejado de ser una de las películas más conocidas de Tim Burton para convertirse en una de culto. Por suerte, esta segunda parte ha sabido recuperar, tantas décadas después, el mismo espíritu gamberro de la original.
De este modo, la secuela es una comedia tétrica que mezcla, a partes iguales, terror y comedia (negra). Continúa la historia 36 años después de los hechos de la original, con la familia Deetz ahora encabezada por una Lydia adulta pero todavía gótica (Wynona Rider forever) y con un nuevo miembro: su hija adolescente y rebelde, Astrid (Jenna Ortega).
Tras una tragedia familiar, regresan a Winter River, donde encontrarán una misteriosa maqueta en el desván de la antigua casa familiar. Quienes hayan visto la primera película sabrán bien que se trata de la misma maqueta que abre el portal al más allá y que tantos estragos causó en su día, cuando Lydia casi acaba casada con el famoso "bioexorcista" que siempre viste de blanco y negro.
Y, como si no volviera a suceder, no habría película, Bitelchús volverá a ser invocado, trayéndole quebraderos de cabeza tanto a los vivos como a los muertos. También, para darnos el gusto a los espectadores de ver de vuelta al Tim Burton que no se contiene y que da rienda suelta a todo su mundo interior, por muy loco y macabro que este sea. Tal y como lo conocimos en sus primeras películas.
Fotos | Warner Bros
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