Después de muuuuuchos años viviendo un amor secreto (pero no mucho), Carlos y Camilla pasaron por el altar en 2005. Un enlace que vino detrás de una humillación. Todo comenzó en los preparativos de la boda de la hija del duque de Westminster y un amigo de la familia.
Tal y como Tina Brown expone en su libro 'Los papeles de palacio', a Parker le negaron sentarse cerca de su pareja en el festejo. Hecho por el que ésta le suplicó que interviniera: "Emilie Van Cutsem, la madre del novio, la había dejado al otro lado de la catedral con las amigas de la novia detrás y le había dicho que no podía entrar ni salir", reza en la obra.
En palabras de la escritora, Camilla se negaba a ser "humillada delante de todo el círculo engreído de Carlos y, lo que es más importante, de la familia real. El príncipe tuvo que elegir entre asistir a la boda sin ella o desairar a sus amigos más cercanos y a su ahijado", apunta Brown.
El asunto llegó a su fin el mismo día de la celebración cuando el hijo de Isabel II coincidió con el padre de Camilla, Bruce Shand, en un cuartel de Westminster. Y es que el último le rogó a su yerno que desearía "encontrarme con el Señor sabiendo que mi hija está bien". Testimonio que motivó que el príncipe apostara por Parker y le pidiera matrimonio esa misma Nochevieja.
Fotos | Gtres
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