Una de las cosas que más me gusta hacer cuando viajo es preguntar a la gente de la zona por sus sitios favoritos. En la época de Instagram y las redes sociales, te llevas muchas sorpresas cuando te das cuenta de que las zonas más conocidas no son, necesariamente, ni las más bonitas ni las preferidas de los lugareños.
Algo así pasa con Chelva, un precioso pueblo de la Comunidad Valenciana. Es uno de los favoritos de aquellos que viven en Valencia y, sin embargo, es un total desconocido para el resto de españoles y extranjeros. Cosa que, la verdad, es más un punto positivo que cualquier otra cosa.
Se trata de un pueblo situado en en la comarca de Los Serrano, en el interior de la Comunidad Valenciana, a unos 70 kilómetros de Valencia capital. Es un pueblo pequeñito, con tan solo unos 1645 habitantes según el INE de 2023, que se las ha apañado para mantener vivas sus tradiciones y cuidar y sostener su cultura.
Hay que tener en cuenta que, tal y cómo señalan desde la Comunitat Valenciana, Chelva tiene un pasado histórico muy profundo e interesante: hasta el siglo XVII, convivieron en la capital de Los Serranos tres religiones diferentes: judíos, musulmanes y cristianos. La marca cultural que esto ha dejado se nota en cada una de las calles del pueblo valenciano.
Especialmente, se percibe en su casco urbano, en el que confluyen tres barrios con un profundo legado histórico: el Barrio Árabe de Benacacira, definido por sus calles estrechas, casas encaladas y las murallas que la rodean, el Barrio Judio del Azoque, con su trazado intacto, calles estrechas y algo cerrado al resto de la ciudad y el Arrabal o Barrio Morisco, un barrio populoso extramuros, en el que todavía se encuentra la Mezquita de Benaeça, ahora convertida en la la ermita de los Desamparados.
Existe, de hecho, una ruta conocida como la "Ruta de las tres culturas" pensada para hacer un recorrido de dos kilómetros por estos barrios incluyendo, además, el Barrio cristiano de la Ollería, cuyo nombre recibe debido al alto número de hornos de cerámica que había en sus calles.
Una de las particularidades de Chelva es que por su término municipal pasan dos ríos: el Turia y el Tuéjar. La importancia que tiene el agua en este pueblo se ve reflejado en el particular color azul de sus fachadas que le hacen parecerse un poco a Grecia, pero son, en realidad, un homenaje a todo lo que el agua significa en este pueblo.
Tanto es así que, saliendo desde la Plaza Mayor, nos encontramos con la Ruta del agua de Chelva. Es una ruta circular que permite dar a conocer los lugares de mayor importancia histórica para la supervivencia de esta comunidad, ya que el agua era un recurso vital que aprendieron a aprovechar y gestionar a su favor.
Siguiendo la ruta, encontraremos sitios como el 'Molino Puerto', con restos de un molino procedente de la época medieval o 'La Playeta', pero también el paso y la presa de Olinches, así como los puntos más importantes del legado hidrológico de la zona.
Otra de las maravillas culturales que ofrece Chelva es la Ruta de los lavaderos. Se trata de una ruta que nos lleva por los siete lavaderos que se conservan en el pueblo y permiten hacerse una idea de cómo progresó la importancia de las condiciones higiénico-sanitarias de la sociedad del s. XIX y XX. Era, además, el punto de encuentro de las mujeres del pueblo.
Fotos | Wikipedia, Turismo Chelva, Marcela Escandell en Flickr, Wikimedia Commons 1, 2, Vicente en Flickr
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