El pronóstico de los meteorólogos para el verano no es este año muy halagüeño. Según la información que proporciona la Agencia Estatal de Meteorología, los veranos en España llevan calentándose desde los años 80, con olas de calor que son, cada vez, más comunes e intensas. De este modo, la estación estival es cada vez más larga, durando cinco semanas más y aumentando a un ritmo de nueve días por década. Ante este panorama, el turismo de mar y playa ha dejado de ser la más deseada para mucha gente. Sobre todo para los más calurosos que buscan aprovechar sus vacaciones para tomarse un respiro del calor asfixiante y pegajoso y buscan destinos fríos que les den tregua.
Por supuesto, lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en veranos templados, e incluso fríos, es el norte. Cuanto "más para arriba", mejor. Sin embargo, no hace falta irse hasta Noruega o Finlandia para necesitar ponerse un chaquetilla o tener que dormir con un edredón finito. En España, por ejemplo, tenemos la comarca de las Merindades, que es una de las más septentrionales de la península sin tener salida al mar.
De hecho, este destino al norte de la provincia de Burgos es el destino que National Geographic (una de las entidades en todo el planeta que más sabe sobre geografía, culturas del mundo y patrimonio histórico) recomienda en 2023 a quienes quieran o necesiten este verano marcarse unas vacaciones fresquitas pero sin salir de la península ibérica.
Las Merindades son las montañas del norte de Burgos y los más de 360 núcleos de población que componen la zona. Se trata de uno de esos paraísos soñados en los que la naturaleza se recrea en su propia belleza. Una comarca que destaca por sus extensos parajes, que conservan el encanto de inmensas obras naturales intactas capaces de asombrar al más curtido de los visitantes.
En este lugar, en el que el Ebro y la Cordillera Cantábrica han conformado un colorido paisaje, se contraponen amplias depresiones y desolados páramos, valles glaciares y escarpadas montañas, grandes cavidades y desafiantes desfiladeros, saltos de aguas y caudalosos ríos, bosques autóctonos y empinadas praderas.
Pero no solo encontramos una gran variedad de bosques o ríos de aguas limpias, las Merindades también ofrece rincones mágicos con interesantes ermitas románicas, torreones y castillos y otros tesoros patrimoniales. De este modo, recorriendo sus tierras se puede transitar por la huella del tiempo: Desde el hombre primitivo, en Ojo Guareña, hasta nuestros días, pasando por la Edad Media.
De hecho, el arte románico predomina en las Merindades con templos repartidos por toda su geografía. Por otro lado, los restos de su pasado también asoman en las abundantes torres defensivas y casas fuertes fruto de las luchas entre los linajes de los Salazar y de los Velasco.
Por lo demás, las Merindades también ofrece la tranquilidad de sus pueblos o su apetitosa gastronomía burgalesa. Así como un territorio en el que disfrutar de la naturaleza, el deporte al aire libre (como senderismo, bici de montaña, escalada espeleología, esquí, vela rafting, piragüismo, golf, pesca, caza, equitación y toda clase de deportes aéreos). Es decir, un destino que amarán los que prefieren la montaña a la playa y quienes buscan la desconexión de lo urbano.
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