Cuando una nueva generación llega al mercado laboral y se instala en él, es normal que algunas cosas cambien para adaptarse a un sector de la población que no piensa como lo hacen otros. Por ejemplo, la generación Z ha traído a nuestras vidas la renuncia silenciosa pero no como una reivindicación, sino como un nuevo modelo en el que el trabajocentrismo se aparta de nuestras vidas.
Los empleados más jóvenes se sienten desvinculados de su trabajo y su empresa. Es la generación a la que menos les importa el salario, pero como ya te hemos contado en otra ocasión, es la generación que más prioriza su salud mental, algo que hemos aprendido de ellos. Pero con ellos también han llegado algunas tendencias al mundo laboral que no pensábamos que se producirían, como el ghosting laboral.
Qué es el ghosting laboral
El ghosting, entendido en el ámbito de las relaciones, es la práctica de dejar de tener comunicación o contacto con una persona con la que se tenga responsabilidad afectiva sin ninguna advertencia previa” según la psicología. Si lo trasladamos al ámbito laboral, el ghosting es una tendencia según la cual algunas personas no se presentan en una entrevista laboral que tenían concertada, o que después de ir al trabajar el primer día, desaparecen después, en ambos casos sin dar ningún tipo de explicación ni avisar a nadie.
Según este estudio realizado por Indeed, no es algo aislado. Un 75% de los candidatos ha ignorado a un reclutador en el último año. Pero hay más, el 93% de los encuestados que son de la generación Z afirma que se ha salido al menos una vez de una entrevista. Como millennial que soy me estalla la cabeza y solo puedo pensar en mi madre mirándome con una mensaje en sus ojos de “shame on you”. Pero no es de extrañar en los zetas si pensamos en lo preciado que consideran su tiempo y que se refleja por ejemplo en el hardballing.
Sin embargo, este no es el dato que más nos sorprende. El 14% se hizo con el trabajo, firmó el contrato y ni siquiera se presentó en su puesto el primer día, porque les hace empoderados para el 23%. Los millennials y los baby boomers también practicamos ghosting, pero la encuesta afirma que nos arrepentimos enseguida. ¿Por qué los de la generación Z no?
Por qué hacemos ghosting laboral
Voy a comenzar diciendo que aunque no existe una relación de responsabilidad afectiva con un reclutador, hacer ghosting es, bajo mi punto de vista, algo que no deberíamos practicar en ninguno de los casos. Igual que nosotros nos hemos dado cuenta de que no queremos perder el tiempo y hacer una entrevista para un puesto de trabajo que en realidad no nos interesa, el tiempo del reclutador es tan valioso como el nuestro. Solo hay que hacer una llamada de cortesía que demostrará que somos educados.
Ahora bien, los motivos por los que hacemos ghosting pueden ir desde que hemos recibido una oferta de trabajo más interesante (ya sea a nivel de condiciones, sueldo o proyección) hasta descubrir que no es un puesto con el que te sentirías cómoda porque los intereses de esa empresa no no se alinea con los tuyos tal y como afirma la empresa. Un salario insuficiente es la tercera causa para desaparecer según los propios ghosters.
Pero pensemos algo, ¿no es algo que hemos estado viviendo por parte de las empresas durante años? El tan manido “ya te llamaremos” era el ghosting laboral de hace una década. La generación Z solo le ha dado una vuelta de tuerca y ha girado las tornas de forma justa para el 70% de los candidatos encuestados. Es más, el 54% de los reclutadores cree que ellos son, en parte, responsables de este comportamiento por ofrecer mala comunicación, poca transparencia y unos procesos de selección que se antojan infinitos en muchos casos.
Sea como fuere, el ghosting que antes parecía algo solo de las relaciones interpersonales y de pareja, ahora también se ha convertido en una moda en el mundo laboral.
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