A la hora de salir a correr lo importante para muchos es la velocidad o la distancia recorrida. Y eso es un freno mental para las personas con vida sedentaria que quieren comenzar a correr con el fin de mejorar su estado físico y frenar los efectos del envejecimiento.
Por suerte, hay una forma de salir a correr que permite hacer ejercicio aunque de una forma más calmada y sin tener que superar metas de forma constante: Se llama slow running, una técnica de carrera que consiste en correr a un ritmo lento y constante, priorizando la construcción de una base aeróbica sólida y el disfrute del ejercicio sobre la velocidad o el alto rendimiento.
De esta manera, se busca mantener una frecuencia cardíaca controlada (alrededor del 70% de la máxima) y poder conversar sin dificultad, logrando así mejorar la resistencia, prevenir lesiones y fomentar el bienestar mental. Y aunque muchos pueden pensar que esta forma de hacer running es una opción de segundo nivel, lo cierto es que su práctica reduce el riesgo de lesiones, facilita el acceso al running a muchos perfiles de personas y ayuda a establecer una rutina sostenible y duradera en el tiempo.
Al final no se trata de correr menos, se trata de correr de otra manera
El cardiólogo Martín Lombardero explica en sus redes sociales que el slow running es una forma de hacer ejercicio aeróbico e incorporar el deporte a la rutina diaria, algo clave para él. En este sentido, este profesional señala que "No hay un solo remedio en la farmacia que pueda reducir un 30% la mortalidad cardiovascular y un 23% el cáncer que hacer ejercicio suave o moderado durante toda la vida", combinado siempre con ejercicios de fuerza para ganar masa muscular.
Según este profesional de la salud cardiovascular, practicar slow runinng permite disfrutar de los "beneficios del ejercicio aeróbico con muchísimo menos impacto en articulaciones del tren inferior y columna vs el trote clásico. Mayor gasto energético vs caminar rápido". Y además, el experto señala que "si mi cuerpo lo llevo en slow, mi mente también va a estar en slow, condicionándome a una introspección (en un ámbito seguro y adecuado) mientras hago más eficiente mi corazón y mejoro toda mi fisiología".
Eso permite que el slow running sea totalmente accesible a personas de todas las edades y niveles de experiencia, ya que se puede practicar sin la presión de rendir o de superar metas. Y eso lleva a que esta práctica no solo esté triunfando entre quienes comienzan a correr, sino que también en corredores con amplia experiencia que deciden incorporar sesiones suaves para fortalecer la base aeróbica, ya que su práctica contribuye a mejorar la capacidad cardiovascular y facilita la recuperación.
Además, es ideal para mejorar la resistencia de forma progresiva, especialmente entre quienes están comenzando a practicar deporte. La carrera suave también permite controlar el estrés, fomentar la conexión con el entorno al no tener que estar pendiente de retos y objetivos, y permite establecer una actitud más amable con uno mismo al no tener el mismo nivel de exigencia que los que buscan superar marcas y récords. Eso permite disfrutar al máximo del deporte al no tener que considerarlo como una obligación o una práctica que les hace sufrir.
Además, el control del ritmo respiratorio y la frecuencia cardíaca es clave para realizar una carrera suave. Lo más adecuado es que puedas mantener una conversación sin problema mientras corres. En cambio, si notas que llevas sobrealiento y que te cuesta hablar, deberías reducir el ritmo de la carrera hasta que no sientas una fatiga excesiva.
Fotografías | MabelAmber, @lombarderomartin
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