La actividad física regular es un gran aliado de la longevidad y es que, añadiendo este simple hábito a nuestra rutina estaremos protegiendo a nuestro cuerpo de enfermedades y lesiones; pero, además, tal y como sugiere una nueva investigación practicando deporte también podríamos estar protegiendo nuestro cerebro.
Según un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Queensland en Australia, el ejercicio puede ralentizar, o incluso, prevenir el deterioro cognitivo, eso sí de momento y todavía en ratones, con un "efecto profundo y selectivo" en ciertos tipos de células cerebrales. Además de demostrar un fenómeno tan intrigante en otro mamífero, este informe también arroja luz sobre cómo se desencadena este efecto dentro del cerebro de los ratones físicamente activos.
Los estudios han sugerido beneficios similares para los humanos, pero muchos de los mecanismos que impulsan estos efectos siguen siendo poco conocidos, señalan los autores en su investigación. Lo que sí es muy valioso, es que investigaciones como esta pueden proporcionar información muy importante sobre cómo el ejercicio es capaz de fortalecer también el cerebro, lo que ya significa un gran avance en sí mismo.
Cómo afecta el ejercicio y el envejecimiento en el aprendizaje y la memoria
Los investigadores examinaron los efectos del ejercicio y el envejecimiento en la expresión génica en tipos específicos de células dentro del hipocampo, una estructura cerebral compleja involucrada en el aprendizaje y la memoria.
Para ello, eligieron grupos de ratones jóvenes y viejos, de 3 a 18 meses de edad, llevaron estilos de vida sedentarios y activos, incluyendo el ejercicio en estos últimos proporcionándoles una rueda de correr. El envejecimiento afectó a todos los tipos de células cerebrales, pero parecía afectar a algunas más que a otras, explica la coautora del estudio Jana Vukovic. "Encontramos que el envejecimiento altera significativamente la expresión génica de todos los tipos de células en el cerebro, pero tuvo un mayor impacto en la microglía, que son células inmunes del sistema nervioso central que apoyan la función cerebral," dice Vukovic, una neuroinmunóloga de Ciencias Biomédicas y el Instituto del Cerebro de Queensland de la misma universidad.
Asimismo, cuando los ratones mayores hacían ejercicio, el estudio encontró que su microglía se parecía más a la de los ratones jóvenes. "Nuestra investigación mostró que el ejercicio, en forma de una rueda de correr para los ratones, revertía el perfil génico de la microglía envejecida a patrones vistos en versiones más jóvenes de las células microgliales", dice Vukovic.
Y es que parece ser que aunque el envejecimiento afectó ampliamente a otros tipos de células cerebrales hasta cierto punto, el ejercicio produjo un efecto de contrarrestación más estrecho en ellas. "La microglía fue el único tipo de célula cerebral que mostró una reversión significativa de los cambios provocados por el envejecimiento," dice Solal Chauquet, del Instituto de Biociencias Moleculares de la Universidad de Queensland.
Junto con otros varios cambios en las células cerebrales causados por el envejecimiento, los ratones mayores también tenían niveles más altos de células T en su hipocampo, según encontró el estudio. Las células T son glóbulos blancos con grandes responsabilidades de atacar a intrusos extranjeros, pero, los investigadores, no están muy seguros de por qué eran más prevalentes en los cerebros de los ratones mayores.
No obstante, la actividad física se asoció con una disminución de este aumento relacionado con la edad de las células T, lo que sugiere otra posible vía para que el ejercicio contrarreste los efectos del envejecimiento. "Dar acceso a los ratones a una rueda de correr previno o redujo la presencia de células T en el hipocampo, una parte del cerebro involucrada en la memoria y el aprendizaje, durante el envejecimiento," dice Vukovic. "Esto muestra que el ejercicio reduce un proceso asociado con el envejecimiento en ratones".
Aunque un estudio en ratones solo puede insinuar beneficios potenciales para las personas, esto permite abrir un camino importante a la investigación en humanos. Y es que, estudios futuros pueden basarse en hallazgos como estos para descubrir nuevos conocimientos sobre nuestro cerebro, el cual puede llegar algún día ayudarnos a retrasar el envejecimiento un poco más.
Fotos | cottonbro studio Tima Miroshnichenko Pixabay de Pexels
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