El siglo XIX fue el siglo de oro para los balnearios españoles. En esa época en la que el turismo comenzaba a despertar, la burguesía y la nobleza gustaban de darse baños en balnearios que se extendían por todo el país. Algunos de esos balnearios, como el de Panticosa, pudieron sobrevivir y en la actualidad siguen siendo foco de atracción. Pero otros, como el Balneario La Albotea, en La Rioja, fueron abandonados. Ahora, más de un siglo después de su cierre, este balneario situado en la localidad de Cervera del Río Alhama resurge en todo su esplendor.
Un balneario ligado a la nobleza y a las clases acomodadas
Este balneario riojano fue inaugurado en 1851 de la mano del doctor Manuel Matheu y Fort ofreciendo tratamientos mineromedicinales con aguas sulfuradas en un entorno rodeado de viñedos, almendros y olivos. Ese entorno hizo que este centro termal se convirtió en uno de los destinos favoritos de la nobleza y de las clases más acomodadas para "tomar aguas". Los visitantes del balneario llegaban en tren hasta Tudela, desde donde eran trasladados al centro termal en carruajes.
Tras un incendio en las instalaciones de calentamiento del agua, el balneario cerró sus puertas a finales del siglo XIX, comenzando un periodo de abandono que llevó a que los edificios del complejo termal quedaran en ruinas, dejando así de utilizarse las propiedades de las aguas mineromedicinales. Los únicos que no se olvidaron de este balneario fueron los vecinos de la zona, quienes peregrinaban todos los años para hacer la "novena", una tradición con la que se depuraban el agua en ayunas durante nueve día.
Fue a comienzos del S. XXI cuando se planteó la recuperación de los antiguos edificios diseñando un balneario inspirado en modelos de balnearios suizos que incorporaban las últimas técnicas arquitectónicas, hidrotermales y de juegos de luz en los interiores. Y hace unos meses, este histórico centro termal volvió a la vida ofreciendo de nuevo los beneficios de sus aguas termales a los visitantes.
Así es el renovado balneario
Tras un largo proceso de recuperación, este balneario situado en una finca de 5 hectáreas ha sido completamente rehabilitado, respetando su arquitectura original mientras se incorporaban nuevas instalaciones. En las nuevas instalaciones se han integrado los baños originales, conservando incluso las bañeras de piedra en las que se bañaba la nobleza en los tiempos de esplendor del balneario.
El área termal es el corazón del complejo, y ha sido diseñada siguiendo el modelo suizo. Allí, se ofrecen tratamientos con agua mineromedicinal sulfurada, yoduro-magnesiana y de mineralización fuerte, muy beneficiosa para afecciones respiratorias, dermatológicas y reumatológicas.
El circuito Utsuroi cuenta con piscina activa con chorros, cascada, jacuzzi, tanque de hielo, sauna finlandesa, tanque de hielo y un solárium con vistas. Además, los clientes también pueden disfrutar de una poza exterior conocida como 'Los Olivos', que permite disfrutar de baños al aire libre durante la temporada.
A la hora de dormir, el balneario cuenta con dos edificios donde alojarse. El primero de ellos es el antiguo Edificio de Hospedaje, y el mismo conserva la elegancia clásica de la que pudieron disfrutar las clases acomodadas del siglo XIX, mezclando tradición y toques de diseño moderno en la decoración.
El segundo edificio para alojarse, diseñado por el estudio Capilla y Vallejo, está situado junto a la piscina termal. Y además de contar con vistas al valle del río Alhama, se integra en el paisaje permitiendo la fusión entre la arquitectura y el entorno natural que rodea al balneario.
Y como no solo de baños y masajes vive el ser humano, en el balneario también se puede disfrutar de la gastronomía con platos de temporada basados en el recetario tradicional riojano
Qué hacer más allá de disfrutar de las aguas mineromedicinales
Además de disfrutar de los baños y de los circuitos y tratamientos de La Albotea, este centro termal permite conocer un rico y variado patrimonio natural e histórico. Además de conocer los edificios históricos que salpican Cervera del Río Alhama (como su castillo medieval, la Basílica de la Virgen del Monte, o las iglesias de San Gil y Santa Ana), destacan propuestas como la Vía Verde del Alhama, un recorrido de 12 kilómetros entre campos y viñedos que sigue el curso del río y que es perfecto para caminar o para recorrerlo en bicicleta.
A pocos kilómetros podemos conocer la Reserva Natural de los Sotos del Ebro, un lugar perfecto para descubrir la vegetación y la fauna que vive en el río más caudaloso de la Península. Si eres fan del vino, conocer la Ruta del Vino Oriental de La Rioja o visitar las bodegas de Forcada e Ilurce bien merecen una visita para conocer la tradición vitivinícola de la región.
Además, también se puede visitar el Castillo de Cornago (ligado a la familia de los Luna), el Centro Paleontológico de Igea y el parque temático El Barranco Perdido, en Enciso. Tampoco hay que perderse la mayor colonia de cigüeñas blancas más grande del mundo en Alfaro, donde cada verano más de 400 cigüeñas jóvenes inician sus primeros vuelos.
Para los amantes de las compras, a 19 km del balneario se encuentra Arnedo, una localidad cuya economía se basa principalmente en la industria del calzado, contando con un Museo del Calzado y con numerosos ‘outlets’ situados en el casco urbano y el polígono del Raposal
Y si vas en primavera, podrás disfrutar de un espectáculo visual único durante los días que dura la floración de las 600 hectáreas de almendros situados entre la muga de Alfaro, la carretera 385 y el monte Yerga.
Fotografías | Hotel Balneario La Albotea, Ruta del Vino Rioja Oriental
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