“Nunca te había gustado eso”, me dijo una amiga de toda la vida. Le sonreí y le contesté que tenía razón, pero que le gustaba a mi novio y quería pasar más tiempo con él, así que me empecé a aficionar también para compartirlo en pareja. Entonces no lo sabía pero estaba empezando a hacer eclipsing y no iba a ser bueno ni para mí ni para el que entonces era mi novio.
Qué es el eclipsing
Según explicaba a Forbes el psicólogo Mark Travers, el eclipsing se produce cuando uno de los miembros de la pareja adopta muchos de los intereses, pasatiempos, comportamientos e incluso grupos de amigos de su pareja, “hasta el punto de eclipsar su propia identidad”. No tiene por qué ser algo inmediato, puede ocurrir de manera gradual y se da en más casos de lo que imaginamos. Yo, por ejemplo, lo hice con mi ex pareja durante la primera fase de la relación. Según explicaba Jaime Bronstein, terapeuta de pareja, a Glam, “se imita el estilo de vida de su pareja, aunque no lo disfrute, para poder pasar más tiempo juntos".
Como asegura Travers, el hecho de terminar teniendo “demasiados” intereses similares es especialmente complicado de evitar en relaciones largas, “donde las parejas pueden tener vidas muy entrelazadas por la convivencia”. Esa convivencia puede favorecer una mimetización de uno con el otro que, a la larga, es de todo menos saludable. Dicen que quien duerme en el mismo colchón se vuelve de la misma condición, y es posible y completamente normal que en cualquier relación de pareja, terminen por gustarnos algunas cosas que le gustan a nuestra pareja. Pero perder la identidad propia nos hace perdernos a nosotros mismos y la sensación te aseguro que no es nada agradable.
Lo que provoca que exista eclipsing en nuestra relación
Travers explica que, desde el punto de vista psicológico el eclipsing “se vuelve problemático cuando una persona pierde su sentido de sí misma y de independencia en la relación”. Si se mantiene en el tiempo, el eclipsing puede llevarnos a perder nuestra identidad individual hasta tal punto, que llegue un momento en que te mires en el espejo y no te reconozcas, como me pasó a mí, y al centrar todo en la otra persona y sus intereses, tu crecimiento personal se estanca y dejas de perseguir tus propias metas, pasiones y aspiraciones. Como me pasó a mí. Además, se ha descubierto que sacrificar o suprimir las necesidades y deseos individuales por una pareja, puede generar angustia y una menor satisfacción con la relación.
El problema de que esto ocurra es que, según Travers, “cuando alguien empieza a definirse únicamente a través de su relación, puede sufrir una disminución de la autoestima y la confianza” que nos lleve a dudar de nuestro propio valor y nos empuje a necesitar la validación externa de nuestra pareja. Cuando ocurra, nos costará poner límites y se genera una relación mucho más dependiente de lo que sería saludable o generarse un desequilibrio de poder que termine afectando a ambos. Para la persona que ocupa el papel más dominante, puede ser abrumador sentir que toda la responsabilidad recae sobre ella. Para ambos miembros de la pareja, el resultado es una menor satisfacción, es decir: somos más infelices.
Cómo terminar con el eclipsing
Lo más importante para poder salir de ese eclipsing es tener clara una cosa: necesitamos pasar tiempo a solas y con otras personas aunque estemos en pareja. Es la forma de cultivar nuestra individualidad. Y aunque es muy divertido compartir hobbies, también lo es tenerlos propios y contárselos luego a tu pareja.
Aunque pasar más tiempo a solas teniendo pareja puede tener una connotación negativa, lo cierto es que no solo es bueno para ti, es bueno para ambos. Se deben cultivar los espacios de individualidad porque, como bien explicaba la psicóloga Iria Reguera, “cuando hemos aprendido a estar a gusto con nosotros mismos y dejamos de temer a la soledad, las relaciones en las que nos involucramos son más saludables”.
Piensa en lo que te gustaba antes de empezar con esa persona y pregúntate por qué dejaste de hacerlo. Los sacrificios en la relación, aunque no lo parezca, pueden ser perjudiciales, y en la mayoría de casos, innecesarios. Por eso, dedica tiempo a tus propios intereses, porque como explica Travers, “ayuda a mantener un sentido de autonomía y plenitud”. Habla abiertamente con tu pareja sobre tus necesidades y deseos, y anímala a hacer lo mismo, además de a mantener relaciones con amigos y familia fuera de la relación de pareja. Créeme, como alguien que ha hecho eclipsing, que mantener identidades separadas siendo una pareja es algo que te hará mucho más feliz a medio y largo plazo.
Fotos | Phakphoom Srinorajan en Unsplash
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