De provocador insaciable a una campaña primavera-verano 2013 bastante corriente. Algo le debe pasar a Tom Ford que no es el de antes a la hora de buscar el impacto visual y mediático. Lo mismo ya tiene tanto que no lo necesita. Una pena, porque esa dosis de provocación (más efectista que novedosa) siempre se agradecía. Para nuevas campañas clónicas mejor irse a otras firmas o a muchos lookbooks de las firmas de bajo coste.
El diseñador ex Gucci e Yves Saint Laurent sigue tras la cámara en esta nueva entrega que me deja muy frío. Karlina Caune se queda sola en la campaña ante tanto fondo de estudio y poco concepto que transmitir.
El rostro de Karlina Caune ya nos es conocido, no obstante, la modelo letona sigue subiendo como la espuma entre las grandes firmas, no obstante ya ha sido imagen de Jil Sander, Sportmax, Uterqüe o Akris, además de subirse al mayor número de pasarelas posibles, amiga de las grandes firmas como Stella McCartney, Loewe, Giambattista Valli, Kane, Oscar de la Renta, Jacobs… Y claro, Tom Ford. Sus dos últimos años han sido imparables.
Brillos, lentejuelas, charol, peinados retro, las típicas grandes gafas de Tom Ford, los zapatos y cierto aíre de dominatrix pero poco más. Tom Ford puede ofrecer ideas más interesantes que estas. Segunda campaña en la que se aleja de sexo como reclamo tras el pasado invierno.
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