Según la ginecóloga Antonette T. Dulay, entre el 20 y el 30% de las mujeres con embarazos confirmados sangran durante las primeras 20 semanas del embarazo. De ellas, la mitad tienen un aborto espontáneo.
Pudimos ver que tras conocerse la noticia de que Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, sufrió un aborto espontáneo tras ocho semanas de embarazo, muchos compañeros y rivales de profesión le mostraron su apoyo en redes sociales.
Ella es la excusa que hemos encontrado para hablar de algo que durante mucho tiempo ha sido un tabú. Y es que lo que le ha pasado a Ayuso es solo uno de muchos casos. No es la única. Ni mucho menos. Meghan Markle hizo público que sufrió un aborto en julio de 2020. Shay Mitchell lo vivió en 2019. Michelle Obama contaba en su biografía que sufrió un aborto. Y Paula Bonet, ilustradora, nos explicaba que su libro Roedores. Cuerpo de embarazada sin embrión surgía después de que sufriera dos abortos espontáneos consecutivos.
Son solo algunos ejemplos de mujeres que conocemos, pero hay muchas más.
Cómo se produce un aborto espontáneo
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) explica que el aborto espontáneo puede ser de dos tipos: precoz, aquel que se produce antes de las doce semanas de gestación y que supone el 85% de los casos; o tardío, el que se produce pasadas las 12 semanas.
La pérdida suele manifestarse con sangrado y dolor abdominal y puede, como en el caso de Ayuso, que se necesite una intervención quirúrgica, aunque en otros muchos es solo una intervención farmacológica.
La incidencia del aborto espontáneo
Una de cada diez mujeres sufre un aborto por causas naturales antes de la semana 20 de la gestación. Es más, según la revista médica The Lancet cada año hay 23 millones de abortos espontáneos en todo el mundo. 44 pérdidas por minuto. El 10,8 % de las mujeres sufre uno en su vida; el 1,9 %, dos; y el 0,7 %, tres o más.
Y a pesar de esas cifras, sigue siendo un tema del que no se habla. Es un tabú que acompaña a los padres en silencio durante toda la vida. Es doloroso y en ocasiones y tal y como nos explicó la psicóloga y redactora jefe de Trendencias Iria Reguera, viene acompañado de un sentimiento de culpa especialmente para las madres.
Este proceso tiene un alto impacto en la salud física y psicológica de las mujeres que lo sufren. No solo porque el temor al fracaso, la sensación de vacío y la pérdida están presentes, sino porque es una experiencia que en muchas ocasiones tienen que gestionar en soledad. Por eso el hecho de que mujeres como Isabel Díaz Ayuso rompan su silencio, ayuda a visibilizar este proceso y acompaña en el sufrimiento a miles de personas.
La importancia de visibilizar el aborto espontáneo
Está demostrado que los abortos espontáneos no tienen su causa en el estrés diario, el ejercicio intenso o el levantamiento de objetos pesados, pero aún así, hay tantos mitos en torno a ellos que la información está diluida y no es clara.
Todos estos mitos que creemos ciertos, tienen como resultado un sentimiento de culpa y sufrimiento innecesario para las mujeres, tal y como concluye esta encuesta de Ava a más de 2.500 mujeres en Estados Unidos. El 70% de las mujeres que han tenido un aborto espontáneo cree que ha sido culpa del estrés y el 27% piensan que ellas podrían ser las responsables de haberlo provocado.
Sin la información adecuada, seguiremos pensando que perder a un hijo es culpa nuestra. Ese pensamiento lleva a las mujeres y a sus parejas a sentirse culpables o a gestionarlo solos. Así, hablar del tema y exponerlo es una forma no solo de aliviar esa culpa, también de darle la importancia que merece.
El pasado mes de febrero y gracias a la reforma de la ley del aborto, “las mujeres que tengan una pérdida gestacional tienen derecho a una incapacidad temporal concebida para que puedan recuperarse”. Antes, si el embarazo no era interrumpido a partir de los 180 días de gestación, no tenían derecho a un permiso retribuido. Esta reforma no solo inlcuye el aborto espontáneo, también el voluntario, y da voz a una demanda silenciosa que durante años hemos ocultado, la de una recuperación psicológica y física digna de un proceso de semejante magnitud.
Anna Suy, presidenta de la sección de Medicina Perinatal de la SEGO, afirma que "durante demasiado tiempo, los abortos han sido banalizados y a menudo desestimados. La falta de progreso médico debería ser escandalosa. En lugar de él, hay una aceptación generalizada. No todos los abortos se pueden evitar, pero la insinuación insidiosa de que estos, al igual que otros asuntos de salud reproductiva de las mujeres como el dolor menstrual y la menopausia, deben ser gestionados con una mínima intervención médica es ideológica, no basada en la evidencia científica".
Durante muchos años el aborto espontáneo ha sido un fenómeno silenciado. Mi abuela sufrió dos pero jamás lo escuché hasta que cumplí 30 años y mi madre me lo susurró como si de una confidencia se tratase. Mi vecina acaba de pasar por lo mismo y una amiga tuvo que someterse a un legrado al perder al hijo que esperaba. No hablamos del tema. Es tan doloroso que resulta más sencillo obviarlo o incluso fingir que no ha pasado.
Pero lo cierto es que casos como el de Ayuso impulsan a ponerlo encima de la mesa no solo para darle valor, sino para que entendamos qué ocurre y sepamos que no estamos solas.
Fotos | Midjourney x Trendencias, Jackson Simmer, Christine Sandu y Priscilla Du Preez en Unsplash
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