Anabel Palomares
EditorLas palabras tienen una capacidad transformadora. La neurociencia ha demostrado que el lenguaje puede afectar nuestras emociones, percepciones y respuestas fisiológicas y expertos como el doctor Ian Burkit aseguran que el diálogo interno nos permite construirnos y deconstruirnos. Y no hace falta que sea un monólogo interior de horas, una sencilla frase de cinco letras puede ayudarnos a recordar lo verdaderamente importante en la vida: prioriza las experiencias por encima de cosas.
Justin Bariso, conferenciante, experto en inteligencia emocional y autor del libro ‘Inteligencia emocional para la vida cotidiana’, explicaba a Inc. que “priorizar las experiencias sobre las cosas te ayuda a sacarle más provecho a la vida”. El motivo está en la teoría psicológica de la cinta de correr hedónica, que nos trata de convencer de que tener más y más nos hará más felices y exitosos. Una casa más grande, un coche más caro, un móvil más nuevo, un vestido más elegante. Pero pensamos en algo, y es en cómo la insatisfacción crónica también afecta a los privilegiados, como explicaba Jorge Ratia en Ethic. Ellos cumplen con sus deseos materiales, con todo lo que podemos comprar con dinero y sin embargo, también sienten “un vacío existencial del que no consiguen deshacerse”.
El psicoanalista Erik Erikson decía que “la vida no tiene ningún sentido sin interdependencia. Nos necesitamos unos a otros y cuanto antes lo sepamos, mejor”. La Universidad de Harvard está de acuerdo porque ha identificado en su Estudio del Desarrollo Adulto que el rasgo que las personas más felices tienen en común es su vida social. Tener en mente la frase “prioriza las experiencias por encima de cosas” en tu día a día, te permitirá tomar mejores decisiones y como dice Bariso, replantear tu perspectiva del trabajo en sí usando inteligencia emocional.
“No se trata solo de proporcionar cosas; se trata de proporcionar tiempo”, explica. “El tiempo es más valioso que el dinero o las cosas. Porque puedes gastar dinero o perder cosas y recuperarlas. Pero una vez que el tiempo se acaba, se acaba para siempre”, sentencia. Las experiencias, llegados al final de las vidas, son las que te harán sentir satisfecho y feliz, y no el número de coches que tengas en el garaje.
Si practicamos esta “filosofía de vida” con nuestros hijos, estamos comprando papeletas para su felicidad porque, según UNICEF, su felicidad depende de pasar tiempo con la familia y amigos y tener experiencias con ambos, especialmente al aire libre. Enseñar a los niños a dar valor a las relaciones por encima de las cosas es clave para su felicidad presente y futura.
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