Anabel Palomares
EditorAunque “lo siento” es una frase muy usada por las personas con inteligencia emocional, recurrir a la disculpa automática en ciertos momentos parece una forma de suavizar una situación incómoda o evitar conflictos. No es necesario disculparse por todo en todo momento. Como explica en su libro ‘On Apology’ Aaron Lazare, antiguo rector de la Universidad de Massachusetts, lo que hace que una disculpa funcione es que existe un intercambio entre ofensor y ofendido y es “un proceso de negociación donde el acuerdo debe dejar satisfechas emocionalmente a ambas partes”.
La frase "lo siento” es necesaria siempre que la otra persona se sienta molesta, independientemente de si consideráis que la otra persona tiene razón o no, como explica la psicóloga María Esclapez en su libro ‘Me quiero, te quiero’. Pero en ocasiones usamos el “lo siento” de una forma errónea ya que no en todas las situaciones es imprescindible un gesto de disculpa. Hay ciertas ocasiones en que podríamos sustituirla por una palabra que expresa gratitud y positividad. Por ejemplo, cuando llegamos tarde a una reunión de trabajo o cuando nos equivocamos al hacer una tarea. En esos casos, las personas con inteligencia emocional superior a la media usan otra frase: gracias.
Cambiar el “lo siento” por un “gracias”
En ciertas situaciones, cambiar el “lo siento” por un “gracias” es una opción mucho más acertada. Volviendo al ejemplo de llegar tarde a una reunión, en lugar de disculparnos, podemos decir “gracias por la paciencia” a las personas que han esperado. Ese cambio de enfoque es una estrategia de comunicación emocionalmente inteligente porque cuando dices “lo siento”, centras la atención en tu error y en la culpa y cuando dices “gracias”, reconoces el esfuerzo de la otra persona y refuerzas el vínculo positivo.
Al pedir perdón por llegar tarde pones el foco en lo negativo (tu retraso) y con un “Gracias por esperarme”, lo centras en algo más positivo (la consideración del otro). Este giro refuerza la relación porque la otra persona se siente valorada y reconocida, y se reduce la carga emocional negativa. Según este estudio, empezar con un “gracias”, especialmente en infracciones menos graves, tiene un efecto en la autoestima de la otra persona porque sentirse valorado por los demás es una necesidad psicológica fundamental. De hecho, se ha observado que quienes expresan gratitud generan en otros mayor sensación de conexión que quienes sólo piden disculpas.
Shadé Zahrai, científica del comportamiento formada en Harvard, asegura que cambiar el lenguaje de disculpa a agradecimiento deja una impresión más positiva en la otra persona. “Pedir disculpas por cosas que no merecen una disculpa suele surgir del deseo de mostrar respeto, obtener aprobación externa o evitar conflictos, pero disculparse demasiado proyecta falta de convicción en tus opiniones, lo que puede hacer que otros cuestionen tu credibilidad y te haga parecer débil e inseguro”, explica. El cambio de perspectiva transforma un error en una oportunidad de gratitud que fomenta un clima constructivo y evita que la interacción sea incómoda, lo que resulta especialmente práctico en entornos laborales.
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