Sarah Burton ha logrado, a lo largo de los años, una ardua misión: ser la inigualable cabeza creativa de la firma Alexander McQueen. Una de las marcas de lujo más rebelde, gótica y británica (tanto en su estilo como en su forma) supone un gran reto para todos aquellos que recuerden, con cariño, el legado del genio McQueen.
La diseñadora británica, que conoció a Alexander en la Central Saint Martins de Londres el pasado 1996, es la directora creativa de la marca desde que el inglés se suicidara en 2010 y cada colección que propone eleva el nivel de su obra (y este nuevo desfile es un claro ejemplo de ello). En esta ocasión, Burton apuesta por dar visibilidad a diversos colectivos y vemos cómo dos modelos de tallas grandes pisan con ímpetu la pasarela parisina.
Para la temporada Otoño-Invierno 2020/2021 dibuja a una mujer que viste el nuevo romanticismo contemporáneo con prendas donde observamos el uso de extensos volúmenes, gigantes volantes, cuadros galeses, aplicaciones de encaje y el empleo de la piel tanto en color sólido como en estampados de inspiración abstracta.
La primera parte del desfile, con diseños ideados para el día, juega entre la feminidad y la masculinidad. Los trajes de dos piezas formados por blazer y pantalón (con cinturón ajustado a la cintura, una tendencia que hemos visto en innumerables ocasiones para la próxima temporada, como en Prada y Chloé) y los vestidos de corte holgados han sido los protagonistas de los 27 looks iniciales.
El azul marino, el blanco, el negro, el rojo, el rosa palo y el lavanda (color clave de esta temporada) convienen en armonía. Burton demuestra, una vez más, que trabaja la piel con genialidad. Así vemos varias piezas realizadas con este material que destacan tanto por su patrón (con algunos cortes que siguen la pauta cut out), como por la fusión cromática que representan. Los cuadros de gales, las rombos y los estampados de aires abstractos (al estilo Picasso) son los prints predominantes.
Según apunta fashionista.com, Burton comenta que viajaron a las profundidades de Gales para inspirarse para diseñar esta colección: "Fuimos a Gales y nos inspiró la calidez de su herencia artística y poética, su folklore y el alma de su oficio. La mujer es valiente, castigada, audaz: heroica. Hay una sensación de protección en la ropa, de seguridad y comodidad, evocada a través de acolchados y mantas. Los corazones son un símbolo de unión, de estar ahí para los demás". De este modo, observamos cómo varios diseños de esta colección emplean diversas alternativas de los tradicionales cuadros de gales.
Para la noche, en cambio, Burton opta por una sensualidad (comedida pero existente). El negro y el rojo, con pinceladas de rosa, tiñen prendas donde destaca el encaje, la piel, el satén y la superposición de tejidos semitransparentes, una demostración del romanticismo de tintes góticos propio de McQueen.
En esta línea, brillan dos looks formados por una base de piel en negro y una sofisticada aplicación de encaje en blanco. Asimismo, destaca un traje dos piezas en rojo pasión y dos vestidos largos de gigantes volúmenes con estampado de corazones. Por último, Burton diseña dos americanas negras de corte clásicos con grandes volantes en hombros y mangas.
En relación a los accesorios, las botas XXL ajustadas a la silueta realizadas en piel de diversos colores protagonizan la mayoría de looks. Los cinturones, de corte fino y en piel negra, dibujan las curvas femeninas. Además, Burton diseña un collar-corsé en tonos plateados con la representación de varias figuras en forma de corazones.
Finalmente, el maquillaje es sencillo y minimalista (siguiendo la tendencia no-makeup makeup) y los recogidos son pulidos y engominados.
En resumen, lo único que podemos añadir a esta magistral colección es: larga vida al legado de Burton como directora creativa de Alexander McQueen.
Fotos | Imaxtree