Ojalá tuviéramos un botón en la nuca que nos permitiera “apagarnos” cuando lo necesitáramos, pero la triste realidad es que a muchos de nosotros nos cuesta bajar el ritmo cuando llegan las vacaciones y, ¡claro!, no les sacamos todo el provecho que deberíamos o estamos en tensión permanente. Según un estudio realizado por lastminute.com más del 50% de los españoles sigue trabajando en verano con el bañador puesto. Con lo incómodo que es… y los pocos beneficios que tiene realmente para nuestra salud y bienestar.
La cantidad de alegrías que nos ha traído la tecnología, ¿verdad? Pero estamos de acuerdo en que nos da más disgustos que un hijo adolescente con el pavo subido. Y es que según la encuesta realizada por el portal Last Minute, la mayoría de los españoles encuentra un montón de problemas para desengancharse del trabajo durante sus vacaciones, en parte por culpa de esta tecnología.
Yo misma he tenido ese problema estas vacaciones. Me decía muy ufana que iba a sacarle todo el partido a mis pocos y escasos días de vacaciones, pero a la hora de la verdad tenía menos idea dando instrucciones de qué hacer para aprovechar al máximo mis días de descanso que un jubilado apostado en la valla de una obra. Así que he tenido que recurrir a toda mi fuerza de voluntad para desengancharme del trabajo. Y a seguir los cinco pasos que ahora te cuento.
1.- Desconexión Total.
Parece el título de una película de Arnold Schwarzenegger, pero en realidad es la clave para conseguir el descanso que tanto te mereces. Desconecta de todo y si puedes, olvida el móvil antes de bajar a la playa. O compra uno baratito con tarjeta prepago para poder llamar a amigos y familias, pero donde no te puedan localizar esos compañeros de trabajo que no tienen clara la diferencia entre “urgencia real” y “marrón”.
En mi caso también decidí desconectar de las redes sociales completamente, como quien se quita de los hidratos durante unas semanas. Fácil no es. Y reconozco que en el caso de una red social tuve que borrarla directamente del móvil, tal era mi enganche con ella, pero a la larga me ha venido estupendamente no estar pendiente de los Me Gustas, de las noticias, del Trending Topic del momento o de lo que
2.- Olvídate de ti.
A veces irse de vacaciones es también tener vacaciones de ti mismo. De tus manías, de tus obligaciones, de tu rutina, de esa maldita costumbre que no te puedes quitar de apuntar todo lo que tienes que hacer a primera hora de la mañana, por ejemplo. O incluso, por qué no, también olvidarte de tu forma de vestir.
Con esto no digo que sea necesario que te vistas de turista con sandalias y calcetines, pero sí es cierto que si cambias tu uniforme habitual por un uniforme completamente distinto, ropa más cómoda y desenfadada, terminarás por contagiarte de esa sensación de verano. En el fondo es como ponerse o quitarse un disfraz. Te hace sentirte una persona diferente.
Esto es aplicable a otras áreas de tu vida como, por ejemplo, la música que pones en el coche. Tus vacaciones pueden empezar con una nueva B.S.O. que te ponga en modo ON.
3.- Estás aquí y ahora.
Y lamento decirte que no por mucho tiempo, así que más vale que te concentres en disfrutar del presente para que luego no tengas que decir eso de “cualquier tiempo pasado fue mejor” mientras te llueven los marrones en la oficina.
Concentrarte en el momento es fundamental y te ayudará a relajarte y a disfrutar más de tus días de descanso. Centra tus sentidos en lo que estás haciendo y conviértete en una persona “disfrutona”, un vampiro emocional que chupa todo lo que está pasando a su alrededor: del sonido relajante de las olas, del olor de los pinos, de la barbacoa con los amigos...etc. Carpe Diem, amigos.
4.- Ten siempre un Plan B.
A no ser que seas la única persona en el mundo capaz de averiguar qué cable hay que cortar en el caso de que el Doctor Maligno ponga una bomba en el corazón del planeta que amenace nuestra existencia, no hay razones para que te creas que eres imprescindible.
Vale, puede que la llamada de ese cliente histérico al que le falta la mitad de un pedido sea casi igual de importante que lo de la bomba, pero créeme no es la primera vez que pasa algo así en pleno verano. Ni será la última.
¿La solución para no irte de vacaciones con un montón de miedos, quebraderos de cabeza o dudas? Pensar por adelantado qué puede pasar y tener planteadas posibles alternativas, alertados a los colaboradores o proveedores, o incluso (espero que no) pensar en cómo podrías resolver el problema desde tu lugar de vacaciones sin complicarte mucho la vida.
5.- Practica el hedonismo.
Sé un poco egoísta. Date un capricho. Y otro. Y otro más. Es tan fácil acostumbrarse a las cosas buenas de la vida que te costará menos desengancharte de todo lo que está en el lado contrario.
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Fotos | Pixabay.com
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