En los últimos años, el calor en México ha dejado de ser una simple cuestión estacional para convertirse en una alerta roja climática. Durante la primavera de 2025, vastas regiones del país han experimentado temperaturas sin precedentes, superando los 45 grados Celsius en zonas del norte, el Bajío y el sureste.
Esta situación no solo ha encendido las alertas por el riesgo a la salud, sino que ha puesto en evidencia una tendencia que científicos y expertos en cambio climático vienen advirtiendo desde hace años: el calor en México ya no es normal.
De acuerdo con datos recientes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y diversos estudios de universidades internacionales, México se encuentra entre los países que más rápido están viendo incrementarse sus temperaturas promedio. Algunos reportes incluso colocan al país como el que más ha aumentado su temperatura en las últimas dos décadas en comparación con sus promedios históricos.
Investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM han señalado que el calentamiento global está teniendo un impacto desproporcionado en ciertas regiones del mundo, y México (por su ubicación geográfica, condiciones atmosféricas y patrones de urbanización) es particularmente vulnerable.

Sobre este tema, Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de dicha universidad, reveló que mientras el planeta se calienta a un ritmo de 2 °C por siglo, México lo hace a 3.2 °C, aunque algunas regiones del norte del país ya presentan tendencias de hasta 6 °C por siglo.
Las olas de calor, cada vez más largas e intensas, se han convertido en fenómenos recurrentes, afectando no solo la salud pública, sino también la agricultura, la producción de energía y el acceso al agua.
La respuesta energética: combatir el calor con calor
Ante este escenario, el gobierno de México ha comenzado a considerar el uso de las altas temperaturas para aprovechar fuentes de energía más limpias y sostenibles para poder disminuir el efecto invernadero.
Si bien tradicionalmente ha apostado por el petróleo y recientemente por la energía solar y la eólica, en 2025 hay un renovado interés por la energía geotérmica como una opción viable y estratégica. Esta energía, que proviene del calor interno de la Tierra, tiene el potencial de generar electricidad de forma constante y sin emisiones de carbono.
Una pieza clave en esta nueva estrategia es la colaboración con la empresa alemana Eavor, pionera en una tecnología geotérmica cerrada conocida como "Eavor-Loop". A diferencia de la geotermia convencional, que depende de reservas subterráneas naturales de vapor o agua caliente, el sistema de Eavor crea un circuito cerrado de tuberías por donde circula un fluido que absorbe el calor del subsuelo.
En marzo de 2025, representantes de la Secretaría de Energía (SENER) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) firmaron un memorándum de entendimiento con Eavor para evaluar la viabilidad de implementar esta tecnología en zonas geológicamente activas de México, como el Eje Neovolcánico y algunas regiones del noroeste.
Los estudios preliminares indican que México tiene un enorme potencial para desarrollar este tipo de energía, que podría ayudar a reducir la dependencia de combustibles fósiles y al mismo tiempo mejorar la resiliencia energética ante el cambio climático.
Foto de Zam Sam en Unsplash | UNAM
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