Esta es la historia de un hombre que ha visto cumplido su proyecto: fabricar perfumería selectiva con corazón de oro. Ramón Molvízar se metió entre ceja y ceja este proyecto empresarial hace ya 25 años y hoy día comercializa en el mundo del lujo sus fragancias, especialmente en Oriente Medio.
Es una linea de perfumes fuera de lo común, atemporal y con el lujo añadido de contener un gramo de oro en suspensión en cada frasco. Así pude comprobarlo en el stand con el que participó Béjar Perfums en la feria Excellence Fair 2010.
La foto principal es la manga del responsable de la firma durante el evento tras vaporizar uno de los perfumes sobre la tela. Como podéis comprobar, el oro que está en suspensión se microniza al pasar por el vaporizador y brilla en la piel. O en el vestido o traje.
Salvo excepciones como el packaging en forma de bola, los frascos evocan formas cristalinas gigantes, símbolo minimalista de una piedra preciosa. Al tacto, es un cristal pulido y sin aristas muy agradable de tener entre las manos. Cada frasco viene presentado con su caja de lujo.
Existen packagings especiales con cristales de Swarovski (como no) como la Gold (foto superior) o la Black Cube, de la que hablaremos en un post dentro de unos días por sus características especiales.
Todas las fragancias son obra del propio Ramón, que no se apellida Molvízar: es el nombre de la localidad granadina donde vive. Mi preferida sin dudarlo es Goldskin Musk Oriental. La fijación que tiene es muy buena: al día siguiente, mi ropa y el interior de mi bolso olían a Musk Oriental.
Estos perfumes ya se lanzaron con una idea, diseño y notas olfativas orientados a gustos árabes. Un perfume de ingredientes exóticos, un packaging exclusivo y oro en su interior, ¿cómo no iba a triunfar? Sus mejores clientes están en Arabia Saudita y Emiratos Árabes aunque se distribuye actualmente en todo el mundo.
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