Hay temas que, a simple vista, podrían parecer estrictamente económicos o laborales, pero que en realidad atraviesan capas profundas de la vida cotidiana y de las relaciones humanas. El desempleo es uno de esos fenómenos: más allá de su impacto en la economía, sus efectos resuenan en la autoestima, en la percepción social y, como muestran estudios recientes, incluso en la forma en que las personas se acercan al amor y a la intimidad.
Investigaciones sobre la dinámica de las citas en 2025 señalan que, aunque el desempleo quizá no sea ya un rechazo automático para un número creciente de quienes buscan pareja, la consecuencia psicológica y social de no tener empleo sigue siendo significativa, sobre todo para los hombres.
Aquellos que han perdido su trabajo cuentan que la confianza en sí mismos se ve afectada, con alrededor del 62% reconociendo que se sienten menos deseables tras un despido y más de la mitad experimentando ansiedad al hablar de su situación laboral en una cita. En este contexto, muchos han tenido que ajustar sus expectativas y prescindir de salidas más costosas debido a las dificultades financieras que acompañan a la falta de ingresos.
Lo más revelador de este fenómeno, sin embargo, es la percepción del estigma de género ligado al desempleo. Según el mismo reporte, una mayoría significativa de hombres desempleados siente que la sociedad les juzga con más dureza por su situación laboral que a las mujeres: cerca del 68% de los hombres encuestados opina que existe un estigma mayor hacia ellos que hacia las mujeres si ambos se enfrentan a la misma circunstancia de desempleo, mientras que cuatro veces más hombres que mujeres reportan haber sufrido una ruptura amorosa tras perder su trabajo.
Este estigma no surge de la nada, sino que se enraíza en las expectativas sociales tradicionales en torno a la masculinidad y el rol del hombre como proveedor. En muchas culturas aún persiste la idea de que un hombre debe ser económicamente activo para ser considerado "atractivo" o "digno" en un contexto romántico.
De hecho, investigaciones sobre percepciones de género y empleo resaltan que los hombres desempleados a menudo enfrentan prejuicios que los asocian con la pérdida de estatus o incluso con una desviación de roles de género percibidos como normativos, lo cual puede minar su autoestima y agravar la ansiedad al buscar pareja.
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El impacto del desempleo en las relaciones también se manifiesta en comportamientos concretos: muchos hombres manifiestan sentirse menos inclinados a proponer citas o a abrirse emocionalmente tras una experiencia de desempleo, y un número considerable también admite que la falta de recursos económicos ha reducido la frecuencia o el tipo de encuentros que pueden tener lugar.
Al mismo tiempo, estas dinámicas ponen de manifiesto que el desempleo no es un fenómeno que afecte solo al individuo en su esfera profesional, sino que tiene consecuencias sociales amplias, moldeando las interacciones personales y las normas sociales sobre el valor propio y ajeno.
El peso del desempleo en la identidad masculina y en la percepción romanticista contemporánea sigue siendo un desafío cultural que, como sociedad, requiere reflexión más allá de las cifras económicas y hacia el apoyo emocional y redefinición de expectativas en las relaciones humanas, sobre todo de la masculinidad.
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