Mientras España se consolida en la industria cosmética en Europa, México le ha dado un giro a su negocio: haciendo de los perfumes souvenirs emocionales

Concebidos como una experiencia sensorial, los perfumes en México son más que un mero cosmético

Xinú
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Joel Calata

Editor

España y México viven realidades muy distintas dentro del universo de la cosmética y el perfume, dos industrias que aunque comparten el mismo terreno olfativo y estético, han evolucionado en direcciones propias debido a sus contextos culturales, económicos y de consumo. 

La economía de la belleza en España ha mostrado una clara trayectoria al alza en los últimos años, convirtiéndose en uno de los sectores más dinámicos del tejido productivo europeo. Según la Radiografía de la Industria de la Cosmética y del Perfume en España 2024, el mercado interno español superó los 11.200 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 7,7 % respecto a 2023 y sitúa al sector como un actor relevante en la economía nacional y en la Unión Europea.

En la última década, la industria española de cosmética y perfumería ha ampliado su influencia más allá de sus fronteras gracias a la combinación de tecnología, innovación y sostenibilidad, aspectos que han favorecido tanto el desarrollo de productos más eficaces como su aceptación internacional

El mismo informe de Stanpa indica que las exportaciones han crecido de forma sostenida, alcanzando cifras récord y consolidando a España como segundo exportador mundial de perfumes y cuarto mercado más importante de la UE en cosmética.

Mientras tanto, México ha reinterpretado el papel de la fragancia desde una perspectiva más emocional y narrativa. Aunque el mercado cosmético mexicano tradicionalmente ha estado dominado por productos de cuidado personal y cosméticos de consumo masivo de origen europeo, en los últimos años han surgido nuevas propuestas en el ámbito de las fragancias artesanales y de nicho que apuestan por convertir a los perfumes en souvenirs emocionales cargados de historia, identidad y conexión cultural.

Según análisis recientes sobre las marcas emergentes mexicanas, la perfumería en México está viviendo un momento de expansión en el segmento indie, impulsado por consumidores jóvenes que buscan productos con historia, autenticidad y raíces locales.

Xinú

En este contexto, las fragancias mexicanas no solo se conciben como aromas, sino como portadores de relatos y sensaciones que remiten a elementos culturales específicos: desde ingredientes autóctonos hasta memorias sensoriales ligadas a tradiciones regionales. Este enfoque convierte al perfume en algo más que un producto de belleza, transformándolo en un objeto que las personas llevan consigo como recuerdo de experiencias, lugares y emociones.

Este giro emocional en el mercado mexicano también está estrechamente ligado al auge de marcas independientes que desafían la hegemonía de los grandes conglomerados cosméticos globales, aportando una mirada más artesanal y artística a la perfumería. Aunque este nicho todavía es relativamente pequeño en términos de volumen comparado con el mercado europeo, su impacto cultural y simbólico es significativo, y representa una nueva forma de entender el perfume como un recuerdo emocional y cultural que los consumidores eligen tanto por lo que huele como por lo que cuenta.

Dentro de este renovado panorama olfativo mexicano, han surgido marcas que parecen estar redefiniendo lo que significa crear perfume en el país. Una de las más destacadas es Xinú, una casa de perfumería nicho con sede en Ciudad de México que ofrece experiencias sensoriales altamente personalizadas. 

Xinú se caracteriza por sus fragancias inspiradas en la naturaleza y la identidad regional, con propuestas como Aguamadera o Copála, y una experiencia de compra que incluye una inmersión en ingredientes y procesos creativos que conectan al usuario con la esencia misma del perfume.

Otra propuesta relevante proviene de House of Bō, una marca con herencia mexicana que apuesta por fragancias hechas a mano y sin género, diseñadas para despertar los sentidos y fomentar una conexión emocional con el usuario. Su enfoque combina materiales naturales de alta calidad con procesos artesanales que reflejan tanto el lujo como una narrativa personal profunda, integrando notas que evocan experiencias y recuerdos vitales en cada fórmula.

Perfumerica

Además de estas casas creativas, otras iniciativas como Perfumérica han ganado atención por su enfoque artesanal y personalizado, permitiendo incluso la creación de perfumes únicos adaptados a la personalidad y preferencias de cada cliente, con ingredientes naturales, veganos y libres de crueldad animal.

En suma, mientras España consolida su posición como motor económico en la industria cosmética europea con cifras robustas de producción, exportación y consumo, México se ha aventurado en un enfoque más íntimo y narrativo de la perfumería. 

En el país azteca, los perfumes están dejando de ser meros productos de belleza para convertirse en vehículos de significado personal y cultural, una tendencia que refleja la diversidad de necesidades y sensibilidades de los consumidores contemporáneos. 

Fotos de XinúPerfumérica

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