Esta receta cumple con la premisa de un plato saludable, nutritivo y ligero, siendo a la vez saciante y apto para dietas o el control de peso. Además, por si esto no fueran ya suficientes ventajas, solo necesitamos dos ingredientes de partida, a los que podemos añadir básicamente lo que queramos o lo que tengamos en casa.
Nos estamos refiriendo a unas tortitas de coliflor que, cocinadas al horno, nos ahorrarán mucho esfuerzo. No obstante, también podemos pasarlas por la sartén o la plancha para darles más sabor y una textura más agradable, dejando que se tuesten un poco por fuera.
La hagas como la hagas, es una elaboración muy rápida y sencilla. Sobre todo si tenemos un procesador de alimentos, robot, picadora o similares. Y es que solo tenemos que triturar unos cuantos ramilletes lavados de coliflor en crudo, como si hiciéramos falso cuscús o colirroz.
Después, mezclamos con un par de huevos batidos hasta obtener una masa maleable húmeda. El objetivo es poder darle forma a las tortitas con una cuchara. Para personalizar el sabor (e incluso enmascarar el de la coliflor si no somos muy fans de esta crucífero) podemos agregar literalmente lo que nos apetezca o tengamos por la despensa.
Desde una mezcla de curry; hierbas frescas picadas; tabasco; pimentón dulce o picante, hasta mostaza; chile en polvo; semillas de sésamo tostado; queso rallado fino o levadura nutricional... Incluso, simplemente, sal y pimienta.
Del mismo modo, también existen infinitas formas de degustarlas: solas, sobre pan, con salsa de tomate, con una ensalada de bolsa, mayonesa, sobras de pisto, hummus o guacamole...
Otra ventaja de este plato es que una vez horneadas y enfriadas, las tortitas se pueden congelar o guardarse un par de días en la nevera para después simplemente recalentar en la sartén.
Fotos | Vitónica
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