En el chat interno de Trendencias hacemos puesta en común y al día de todo: desde sobre los temas que vamos a escribir cada día, hasta las rupturas amorosas pasando por recomendaciones de películas, series, viajes o libros. Como podrás imaginar, ahí la información y las opiniones campan a su antojo y esta mañana comenzamos a hablar sobre empanadillas. Y no, no porque tengamos más años que un bosque y nos siga haciendo muchísima gracia aquel gag de Martes y Trece.
Resulta que una de las compañeras ha comentado una noticia que se ha cruzado por otro medio y algunos tuits que ha visto en X a raíz de ello: las obleas para empanadillas de Buitoni, que no de La Cocinera, han desaparecido de las secciones de congelados de supermercados y grandes superficies. ¿Podría ser esta quizás la premisa de cualquier capítulo de Scooby-Doo? Pues quizás, no te lo voy a negar, pero es una realidad. Y tiene su pertinente explicación, claro.
A la caza y captura de las obleas para empanadillas de Buitoni: las declaraciones de Nestlé y la relación con la Guerra de Ucrania
Ante la demanda que el gigante empresarial ha recibido en redes sociales, la cuenta en española de la marca suiza ha salido al paso para hacer unas escuetas declaraciones sobre lo que está sucediendo:
Sin embargo, indagando un poco más sobre los posibles motivos de este desabastecimiento de un tipo de harina concreto al que aluden desde Nestlé como la causa de la falta del producto, es probable que se deba a la Guerra de Ucrania, ya que el país es conocido como el "granero de Europa" debido a la cantidad de cereal que exportan. O exportaban.
No obstante, tras los bombardeos rusos a las naves de almacenamiento del mismo, los números no hacen más que bajar, como anunciaron el verano pasado desde la web del puerto de Valencia en esta noticia. Además, también indicaban que los puertos ucranianos están bloqueados.
Como informan en la misma pieza, "de acuerdo al World Factbook, una publicación anual de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, Ucrania es el primer país de Europa en superficie de tierra cultivable, en concreto el 56,1% de su extensión".
Por supuesto, todo esto ha influido en el aumento del precio de los cereales, algo que también ha afectado a la economía de nuestro país, como es natural.
El Puerto de Valencia es uno de los que recibe el grano procedente de la nación de este en España. Concretamente, en 2022, la cifra se situó en 241.000 toneladas, 87.000 menos que el año anterior, y la cifra más baja de los últimos años.
El maíz, trigo, cebada y derivados del girasol son los cereales más afectados por esta situación, que ha desembocado en que se importe más grano desde Rumanía y Brasil.
Gracias a acuerdos internacionales tramitados gracias a organismos como la Unión Europea y la ONU, las cantidades de 2023 fueron más benévolas que las del año previo, pero aún así, el lastre de la guerra sigue pesando también en una crisis alimentaria internacional.
Fotos | Lautaro González en Unsplash, captura de pantalla de la cuenta de X de @pedrito1984, captura de pantalla de la cuenta de X de @mimurocracia y captura de pantalla de la cuenta de X de @nestle_es
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