Se han presentado en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (Asco), en Chicago, y publicado en el 'New England Journal of Medicine', los resultados de un ensayo clínico internacional que supone un punto de inflexión en la forma de entender la recuperación oncológica. Sobre todo porque, aunque hasta ahora los médicos recomendaban un estilo de vida saludable, no existían pruebas contundentes de que el ejercicio tuviera un impacto real positivo en las pacientes tras recibir el alta. Dicho de otro modo, ya sabíamos que la actividad física puede tener beneficios significativos a la hora de fortalecer el sistema inmunológico, reducir la inflamación y mejorar el estado de ánimo. Ahora podríamos añadir a esa lista el ayudar a sobrevivir al cáncer.
Reducir un 37 % el riesgo de muerte y en un 28 % la posibilidad de recaída o aparición de nuevos tumores tras el tratamiento de un cáncer es lo que puede conseguir programa de ejercicio físico estructurado. El estudio, que ha durado más de una década, ha contado con la participación de 889 pacientes con cáncer de colon en fase 3, principalmente. Estos fueron divididos en dos grupos: uno recibió únicamente información sobre hábitos saludables, mientras que el otro siguió un plan de ejercicio personalizado supervisado por entrenadores personales durante tres años.
Entre tres y cuatro sesiones de 45 minutos a una hora a la semana. Durante ese tiempo, al principio tuvieron sesiones con un entrenador personal dos veces al mes para recibir asesoramiento y sesiones supervisadas de ejercicio. Más adelante, redujeron la frecuencia una sesión al mes. El objetivo era mantener una actividad física semanal equivalente a tres o cuatro caminatas de entre 45 y 60 minutos. Aunque algunos participantes fueron más allá de andar y practicaron deportes como kayak o esquí. Comprobaron que, después de cinco años de ensayo, los pacientes del grupo que hacía ejercicio tenían un 28% menos de riesgo de recaer o de padecer nuevos tumores que los del otro grupo. Transcurridos ocho años, los mismo pacientes tenían un 37% menos de riesgos de morir que aquellos que solo habían recibido un folleto con consejos.
La pregunta: "Doctor, ¿qué más puedo hacer?" Ahora tiene respuesta oficial. El autor principal del estudio, el doctor Christopher Booth, asegura que, después de una cirugía y haber recibido quimioterapia, aproximadamente el 30% de los pacientes con cáncer de colon de alto riesgo en estadios dos y tres experimentarán una recaída de la enfermedad. De este modo, una de las preguntas más frecuentes que le hacen los pacientes es: qué más pueden hacer en casa para mejorar su pronóstico. Ahora tienen una respuesta avalada por el método científico: un programa de ejercicio que incluya un entrenador personal, no solo mejora la calidad de vida, sino que ayuda a vivir más tiempo.
Podría ser eficaz también con otros tipos de cáncer. Aunque el estudio solo monitorizó a pacientes con cáncer de colon, Booth afirma que los datos del estudio sugieren que el deporte también se relacionó con una menor incidencia de cáncer de mama y próstata en el grupo que hacía ejercicio. No obstante, se necesitarían ensayos para otros tipos de cáncer, aunque no hay motivos para pensar que los hallazgos no serían aplicables a otros tipos de tumores. Lo que sí deja claro el ensayo es los oncólogos deberían considerar recomendar a sus pacientes un programa de ejercicio estructurado después del tratamiento médico convencional.
Foto de portada | Tirachard Kumtanom
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