Nadia Jémez es sexy, tiene 17 años, 130.000 seguidores en Instagram y no: no se lo está buscando

Nadia Jémez es sexy, tiene 17 años, 130.000 seguidores en Instagram y no: no se lo está buscando

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Nadia Jémez es sexy, tiene 17 años, 130.000 seguidores en Instagram y no: no se lo está buscando

Tiene 17 años. Se llama Nadia. Su padre es un conocido entrenador de fútbol. Tiene casi 130.000 seguidores en Instagram. Y es guapa, muy guapa. Sus publicaciones en la red social reciben miles de likes y comentarios cada día. Se ha convertido en una influencer entre el público más joven. Pero también... también recibe cientos de comentarios sexuales, generalmente en las fotos en que se muestra más sexy. Su padre, Paco Jémez, actual entrenador del Cruz Azul, ha reaccionado amenazando con llevar a los tribunales a todo aquel que falte al respeto a su hija en las redes sociales. Porque es menor. Entre otras cosas.

Falta de respeto o acoso sexual

Habla Paco Jémez de falta de respeto a su hija. ¿No se queda un poco corto? La definición de lo que ocurre con Nadia en la red social se acerca bastante más a la definición de «acoso sexual» que a la de «falta de respeto». Muchos de esos comentarios son borrados a diario, y, aunque no fuera así, no los reproduciríamos aquí. Pero, creedme, son fuertes. Muy fuertes. Falta de respeto es que te llamen imbécil. Acoso sexual es que un desconocido te intimide o te haga propuestas sexuales no deseadas. Parece que hasta el padre de la criatura se ha quedado corto.

«Se lo estaba buscando», versión 2.0

Nadia sube de vez en cuando fotos sexies. En bikini, con la espalda desnuda o con ropa atrevida. Esa parece ser la justificación que usan muchos para defender que otros usuarios de la red social se pasen de tono en sus comentarios. Vamos, que Nadia se lo está buscando.

 

También hay quien dice que nos lo buscamos cuando usamos un escote atrevido, una falda demasiado corta o incluso cuando nos tomamos un par de copas de más o caminamos solas por la calle. Cientos de voces se han alzado en los últimos años contra esta cultura de la violación que culpabiliza a la víctima de los diferentes tipos de acoso que podemos sufrir las mujeres (la última, esta del Ayuntamiento de Madrid).

El mundo hoy ya no se compone solo de calles, ciudades y pueblos. Hay otro mundo ahí fuera. Un mundo formado por redes, likes y comentarios. Podemos intentar luchar contra ello, pero tendríamos la batalla perdida de antemano. Y, si estamos todos de acuerdo en que ningún comportamiento de una mujer alienta actitudes machistas en el mundo real, ¿no es hora ya de que apliquemos las mismas reglas del juego al mundo virtual?

 

¿Y si no fuera sexy?

Decía antes que Nadia sube de vez en cuando fotos sexies. De entrada, si accedemos a su cuenta, puede que todas las fotos nos parezcan sexies, porque hay un hecho que no podemos pasar por alto: Nadia es guapa. Guapísima. Quizá una chica con otro físico podría subir las fotos en bikini que quisiera sin que eso hiciera saltar ninguna alarma ni subir ningún número de seguidores. Aunque su padre fuera un famoso deportista o ella pretendiera ser una influencer.

 

Ponemos el grito en el cielo con el body shaming. Si mañana un entrenador de fútbol saliera en televisión pidiendo respeto para su hija porque la están humillando en Instagram por fea, o por gorda, seríamos unánimes en la condena. Pero Nadia es guapa. Nadia se exhibe. Nadia recibe comentarios sexuales a los 17 años (y antes, que esto no ha empezado ahora). Nadia debería esconderse.

Controlamos qué contenidos suben nuestras hijas, pero ¿sabemos qué comentarios hacen nuestros hijos?

¿Soy sincera? A mí, si fuera madre, no me gustaría que mi hija subiera fotos sexies (repito, suponiendo que lo sean) a Instagram. No me gustaría nada. Porque, cuando eres madre, quieres proteger a tus hijos de todo lo feo. Y, por desgracia, hay muchas cosas feas por ahí sueltas.

Pero hubo un tiempo en que a los padres tampoco les gustaba que hiciéramos top less en la playa. Que nos podían decir cualquier cosa. Que nos podían hacer cualquier cosa. Y, mucho antes, tampoco les gustaba que nuestras madres usaran minifalda. Que les podían decir cualquier cosa. Que les podían hacer cualquier cosa.

 

Pero hay algo común a todas las generaciones. Nos preocupamos del comportamiento de nuestras hijas, de qué ropa usaban, cuánto cuerpo mostraban o, ahora, qué contenido suben a redes sociales. Pero no sé si nos preocupamos tanto de cómo reaccionan nuestros hijos. Nuestros hermanos. Nuestros amigos. Porque quienes hacen comentarios sexuales continuos a esta chica son los hijos, los hermanos y los amigos de alguien. De alguien que, esperemos, ponga la misma atención a reprender esos comportamientos que a juzgar a Nadia.

Es difícil que la sociedad llegue a ser justa e igualitaria mientras nos asuste más el hecho de que una chica de 17 años suba una foto en bikini a una red social que el hecho de que un hombre adulto comente esa foto en términos sexuales.

Imágenes | Instagram.

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