A veces te descubres alejándote de tus padres. Desconectada de ellos. No es odio, sino más bien frialdad y un sentimiento que no terminas de entender. Es posible que hasta te cueste respetar a tus padres y no sepas bien por qué. No lo eliges, pero sientes que hay algo que se ha roto con el tiempo. La psicología suele coincidir en que la respuesta, suele estar en la infancia, en cómo fuiste tratada, en lo que te dijeron o no te dijeron, en el tiempo juntos. No buscamos señalar culpables, sino entender cómo ciertas experiencias nos marcan tanto cuando somos pequeños, que al crecer, los vínculos terminan rotos.
Invalidación emocional
Frases como “no exageres”, “no es para tanto” o el manido “no llores por esto, no pasa nada” parecen inofensivas pero es mejor evitarlas por el profundo efecto que tienen en los niños (y los adultos): hacen que sintamos que nuestras emociones no son legítimas. Con el tiempo, esa invalidación emocional puede erosionar la confianza y generar un distanciamiento entre padres e hijos. Incluso un rechazo por parte de los niños al crecer.
Críticas constantes
La crítica repetitiva y despectiva puede tener un impacto tan negativo como la violencia física. Afecta a la autoestima, genera resentimiento y debilita el vínculo afectivo. La investigación señala que los niños expuestos a reprimendas verbales frecuentes tienen más riesgo de sufrir depresión y también de desarrollar comportamientos desafiantes que afecte a la relación con sus padres a largo plazo.
Crianza inestable
Cuando las normas cambian constantemente o se aplican sin coherencia, los niños crecen sin un marco claro que les ayude a orientarse. Los límites van cambiando, no están claras las normas y hay una sensación constante de inestabilidad que genera inseguridad y confusión a los niños. Esa inestabilidad se ha relacionado con problemas de conducta en la infancia y con dificultades en la relación con sus padres al crecer.
Falta de momentos compartidos
El respeto se construye con el tiempo, y cuando los momentos significativos son escasos, el vínculo se resiente. Es posible que sientas una gran distancia con tus padres porque tuviste una infancia en la que no compartíais tiempo de calidad. Al igual que ocurre con cualquier otra relación, estas necesitan una inversión de tiempo, algo que ya afirmaba Aristóteles. La falta de un tiempo de calidad en el que compartáis algo más que espacio impide que se formen relaciones profundas y significativas.
Falta de empatía
En las relaciones, no solo la de padres e hijos, la empatía es esencial. Es una de las habilidades sociales que más diferencia marcan en las relaciones y una verdadera prueba de inteligencia emocional. Cuando no existe interés por conectar con otros, con sus emociones y sus experiencias, se genera una profunda desconexión también en las relaciones familiares. Esta falta de empatía puede dejar heridas emocionales difíciles de sanar, y que eso provoque rechazo en la edad adulta, o una falta de respeto a los padres.
Fotos | mali desha en Unsplash
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