Una de las cosas que más me gusta de cómo mis hermanos y cuñadas han criado a sus hijos es que son adolescentes independientes. Y en su momento fueron niños independientes y autónomos. Desde muy pequeños se han encargado, por ejemplo, de prepararse la bolsa de deporte para ir al entrenamiento. O de hacerse la cama.
Cuando los niños ayudan en tareas domésticas no solamente crecen en autonomía si no que sienten que aportan al núcleo familiar y que tienen valor por lo que pueden ofrecer. Además aprenden habilidades que le van a servir durante toda su vida.
Es lo que afirma el “Harvard Study of Adult Development”, el conocido estudio que lleva en marcha desde el año 1938 y que no solo afirma que la piedra angular de la felicidad son las relaciones. Muchas de las conclusiones se centraron en la infancia y asegura que los niños que ayudan en el hogar aprenden desde pequeños habilidades que son cruciales para su éxito como adultos. Es algo que afirma también el pediatra estadounidense Jonathan Williams. Para el doctor, el mejor hábito para criar niños felices, es involucrarles en las tareas del hogar desde pequeños.
Participar en las tareas del hogar: el hábito que ofrece autonomía y felicidad a los niños
“Cuando los niños se sienten involucrados en responsabilidades compartidas se dan cuenta de que están contribuyendo a formar parte de un ecosistema más grande”. Pero hay mucho más. El estudio de Harvard ha demostrado que ayudar en las tareas domésticas repercute en su autoestima y también desarrolla su empatía, lo que hace que en el futuro estén más dispuestos a ayudar a los demás porque según Williams, “empiezan a ver de forma natural las necesidades de las personas que les rodean”, lo que provoca que “se vuelvan menos egocéntricos”, algo especialmente interesante entre los dos y los tres años cuando los niños, como indica, “se creen el centro del universo”.
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El doctor Williams afirma que ayudar con las tareas domésticas permite desarrollar una “mejor ética de trabajo” y una "mentalidad de colaboración", lo que sin duda es indispensable para el éxito de su vida adulta. Además, los niños se sienten útiles y se fortalecen los vínculos y los lazos familiares.
Si hacemos caso a los resultados de los expertos de Harvard en su estudio, veremos que el éxito profesional tiene una relación directa con cómo vemos las tareas domésticas en la niñez. Los expertos destacaron que cuanto antes se inicie a los niños en tareas como poner la mesa o fregar los platos, antes conseguirán desarrollar una mentalidad basada en la cultura del esfuerzo individual para la mejora común, es decir, el trabajo en equipo, algo que reafirma Caroline Mendel, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute: “les enseñan habilidades que los beneficiarán en muchos ámbitos de su vida como trabajar juntos y ser parte de un equipo”.
Cómo lograr que tus hijos te ayuden con las tareas domésticas
El método educativo Montessori, creado en 1907, es el mejor ejemplo de que es posible estimular la autonomía de los más pequeños desde una edad temprana. Y podemos hacerlo de una forma tan sencilla como hacerles partícipes en las tareas más sencillas como guardar la compra, poner y quitar la mesa, hacer la cama o meter las cosas en el lavavajillas. Así, haciendo partícipes a los niños en las tareas diarias, van ganando responsabilidades e independencia.
Por ejemplo, entre los 2 y los 3 años podemos dejar que los niños organicen sus juguetes, coman solos, tiren cosas a la basura o rieguen las plantas. De los 4 a los 5 años pueden vestirse solos, poner la mesa o lavarse. De los 6 a los 7 años pueden hacer la cama, ordenar su habitación, preparar la mochila para el colegio o comenzar con tareas de limpieza como barrer o limpiar el polvo.
Es importante que si les damos autonomía, confiemos en cómo lo hacen y no hagamos las tareas por ellos, sino que valoremos el esfuerzo para motivarles a seguir contribuyendo. La paciencia es vital. Piensa que no son adultos y están aprendiendo. Es normal que no lo hagan todo bien a la primera, pero no critiques su trabajo: déjales espacio para ir aprendiendo.
Las tareas deben incorporarse poco a poco y es importante que les enseñes antes a hacerlas, especialmente las primeras veces. Una vez lo hagan, apuesta por el refuerzo positivo para tratar de conseguir el hábito.
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