No es Urdangarin un hombre de gustos sencillos. Vivió como un Borbón durante su matrimonio con la infanta Cristina y no parece haberse librado de semejante placer. Todavía le gusta cenar en restaurantes caros, viajar a lugares exóticos y alojarse en hoteles de cinco estrellas. Iñaki probó el lujo cuando se cruzó con la hija de don Juan Carlos y, desde entonces, su paladar es exigente.
Resulta difícil comer chóped habiendo probado el jamón de bellota. Eso es lo que parece sucederle al que fuera duque de Palma. Ahora no cena entre candelabros y sirvientas, ni disfruta del tremendo palacete barcelonés en el que vivió junto a su esposa, pero sí mantiene algunos vicios. El Volvo de doña Cristina, entre ellos.
Sí, Urdangarin disfruta del cochazo que años atrás compró su mujer. Según lo publicado, fue la propia infanta quien se lo cedió para que pudiera viajar. "Los niños le dijeron que papá no tenía cómo desplazarse y la infanta se lo devolvió...", comenta Eyre en una de sus crónicas para YouTube.
En este momento, Iñaki y Ainhoa utilizan dicho vehículo para hacer sus viajes de amor. Tal y como ha hecho público Monarquía Digital, el entorno de la infanta no ve con buenos ojos "el nivel de vida" que llevan a costa de Cristina. "A ver cuánto le dura... No tiene trabajo y quiere vivir por encima de sus posibilidades. Qué lo disfrute mientras pueda", comentan sobre Iñaki.
Fotos | Portada Diez Minutos / La Sexta
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